jueves, noviembre 24, 2005

DECLARACIÓN FINAL DEL CASO NESTLÉ COLOMBIA

por Sinaltrainal Thursday, Nov. 10, 2005 at 9:46 AM
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AUDIENCIA PÚBLICA

POLÍTICA DE NESTLÉ EN COLOMBIA

DECLARACIÓN FINAL

El sábado 29 de octubre de 2005 tuvo lugar en Berna una audiencia pública sobre Nestlé en Colombia. Esta actividad fue organizada por Multi Watch, una organización constituida el 14 de marzo de 2005 por ONGs, organizaciones sindicales, organizaciones de cooperación, partidos políticos, grupos vinculados a la iglesia y movimientos antiglobalización. En esta ocasión representantes del Sindicato de la Industria de Alimentos de Colombia –SINALTRAINAL- han denunciado ante un Consejo de cinco personalidades, constituidas como un tribunal de opinión, cuatro situaciones particularmente significativas sucedidas en las fábricas de Nestlé en Colombia. Al final de esta audiencia el citado Consejo ha adoptado la declaración siguiente.

La audiencia se ha desarrollado desde las 9:00 hasta las 18:00 horas. Los miembros del Consejo eran Carlo Sommaruga, Rudolf Schaller, Carola Meier-Seethaler, Dom Tomas Balduino y Anne-Catherine Menétrey-Savary. La situación política y social en Colombia fue presentada por Miguel Puerto. El acusador colombiano fue Alejandro García Salzedo, abogado del sindicato -SINALTRAINAL-, quien se apoyó en los testimonios de Carlos Olaya Rodríguez, Alfonso Barón Sánchez, José Onofre Esquivel Luna y Oswaldo Silva Ditta.

El Tribunal Permanente de los Pueblos estuvo presente como observador, representado por Francesco Martone, Antoni Pigrau Solé y Gianni Tognoni.

El Consejo desea destacar la excelente preparación de la sesión y la calidad de los testimonios. Los dossiers presentados fueron preparados de manera muy rigurosa. Compuestos por cientos de páginas, contienen una cantidad impresionante de documentos y pruebas. El Consejo valora sobre todo la calidad de las intervenciones, así como el coraje de los expertos y de los testigos venidos desde Colombia, puesto que no ignora que esos trabajadores están expuestos a amenazas contra su vida y que asumen un riesgo al prestar testimonio públicamente.

Nestlé rechaza el diálogo

La empresa Nestlé fue invitada a participar en esta audiencia, pero ha declinado la invitación, cosa que el Consejo lamenta. La multinacional sin embargo hizo llegar un sucinto documento con el objetivo de refutar anticipadamente las acusaciones que iban a ser formuladas contra ella. A partir de la lectura de esas pocas páginas el consejo ha podido constatar que, incluso antes de conocer el contenido de la audiencia y la composición del consejo, Nestlé expresa su escepticismo y manifiesta un cierto desprecio con respecto a dicha audiencia, acusando a los participantes de parcialidad y de proferir acusaciones “histéricas”. Deploramos esta ausencia de apertura al diálogo. Hacemos notar sin embargo que las afirmaciones aportadas por Nestlé para su defensa han sido tenidas en cuenta por los miembros del consejo y que éstos se han referido a ellas para plantear preguntas a los expertos y testigos. Las respuestas recibidas han ido generalmente mucho más allá que las justificaciones sumarias de la empresa y nos han parecido mucho más convincentes.

El Consejo no puede más que deplorar este rechazo a discutir las denuncias de los trabajadores de Nestlé Colombia, ya que considera que la multinacional suiza debe asumir su responsabilidad, cualquiera que sea el lugar de su implantación en el mundo. En el curso de la sesión los testimonios oídos han revelado que otras empresas en Colombia tienen prácticas igual de criticables que las de Nestlé. Pero solamente hemos considerado el caso de Nestlé porque estamos en Suiza y porque nos sentimos particularmente concernidos por una política de empresa que se encuentra en contradicción con los compromisos adquiridos en este país y en el plano internacional. Estamos escandalizados por el hecho de que Nestlé sea signatario del Global Compact y que, al parecer, respete tan poco los principios contenidos en el mismo. Así, el consejo considera inaceptable que Nestlé eluda su responsabilidad, como si los problemas de sus actividades en Colombia solamente afectaran a ese país.

Presentación de la situación y del posicionamiento de Nestlé en Colombia.

Primeramente la audiencia ha puesto de relieve la situación extremadamente difícil que reina en Colombia. En este país, donde hay que lamentar veinte muertos diarios por razones políticas, los trabajadores, y particularmente los sindicalistas, están expuestos a amenazas constantes, puesto que ha habido cuatro mil asesinatos de sindicalistas desde 1987, miles de desapariciones forzadas, 1.700 casos de violaciones a los derechos humanos de sindicalistas desde la llegada al poder del presidente Álvaro Uribe Vélez en 2002, y el 60% de la población viviendo en condiciones de pobreza. Igualmente se destaca que las garantías jurídicas para la protección de los derechos de los trabajadores son inexistentes. Los grupos paramilitares son numerosos en las proximidades de las grandes empresas multinacionales y la violencia es omnipresente en un clima de amenazas, de enfrentamientos y de miedo. En este contexto los sindicatos son presentados como organizaciones cercanas a la guerrilla, que en el lenguaje oficial se asimila al terrorismo, sobre todo desde que los Estados Unidos pusieron en marcha el Plan Colombia a golpe de miles de millones de dólares. Sin embargo los testigos afirman claramente que el sindicato no aporta ninguna ayuda a la guerrilla y tampoco recibe de ella ninguna ayuda. Es importante subrayar también que los movimientos sociales permanecen muy activos y que la resistencia se manifiesta con determinación y coraje.

Presente en Colombia desde hace 60 años, Nestlé no ha hecho más que extender su imperio alcanzando una situación de casi monopolio. Entre 1947 y 1979 compró 13 fábricas y cerró 9 de ellas. Su política de empresa ha evolucionado mucho durante estos últimos años pasando de ser una firma orientada a la producción local a ser una multinacional que importa y exporta en función únicamente de su beneficio, desconociendo las necesidades del país. De esta manera favorece el enriquecimiento de los grandes terratenientes de los que obtiene la leche, en detrimento de los pequeños campesinos productores, con frecuencia desplazados de sus tierras. Su política de empleo se caracteriza actualmente por una voluntad explícita de deshacerse de la organización sindical, a pesar de que 40 años de lucha sindical habían permitido mejorar considerablemente la situación de los trabajadores. Nestlé practica también una política de reestructuración dirigida a disminuir sus costos de producción, mientras que la rentabilidad de sus empresas no para de crecer.

Lo que caracteriza y explica la posición dominante de Nestlé es su capacidad de aprovecharse de la situación política extremadamente turbulenta en el país. Actualmente el Estado colombiano parece ponerse totalmente al servicio de la economía en general y de Nestlé en particular. Se han aportado numerosos ejemplos, relativos a distintos ámbitos, en los cuales Nestlé se benefició sustancialmente en términos fiscales y de subvenciones. Además, la creación de una red eficaz de personalidades cercanas a la empresa dentro de la administración de los ministerios, incluidos los tribunales, le asegura una gran libertad de acción y una impunidad casi total. Nestlé ha superado las turbulencias del país aprovechándose de ellas gracias a una coincidencia de intereses que parece cercana a la complicidad. Los trabajadores son los que pagan esta situación y especialmente la ausencia de una justicia imparcial.

Primer caso: Los asesinatos y las desapariciones

Los testigos presentaron 10 casos de trabajadores asesinados por presuntos paramilitares entre 1986 y 2005, generalmente líderes sindicales. Estos asesinatos ocurrieron generalmente durante períodos de tensión y de conflicto en las empresas de Nestlé, en momentos de revisión de las convenciones colectivas de trabajo, y en algunos casos en las vísperas de una huelga. Si bien no se plantea la responsabilidad directa de Nestlé, hay que evidenciar que los métodos de intimidación y chantaje utilizados constituyen una responsabilidad indirecta de la compañía. Nestlé justifica su negativa a aumentar el precio pagado a los ganaderos por sus entregas de leche pretextando el incremento de salarios revindicado por los trabajadores, amenazando al mismo tiempo con la delocalización de sus centros de producción. Así los sindicatos han sido identificados como enemigos de los terratenientes surtidores de leche, cuyos vínculos con los grupos paramilitares han sido probados.

A pesar de que Nestlé se declara preocupada por estas violencias, no ha reaccionado con toda la energía que cabría esperar, bajo el pretexto que la violencia no se dirige solamente contra los trabajadores si no también contra los cuadros directivos y no solamente en sus plantas. Considerando que es un problema que ella no puede resolver, no ha hecho nada ni para hacer condenar los culpables, ni tampoco para proteger a sus empleados, aunque disponga de un gran poder en el seno del Estado colombiano. Según el documento que nos han remitido, la empresa expresó sus condolencias a las familias pero sin concederles ninguna compensación económica.

El Consejo estima, que en este caso, Nestlé no cumplió con su deber, por omisión o dimisión, y que su responsabilidad indirecta está comprometida en la medida en que su política de chantaje y presión constante sobre los trabajadores es susceptible de generar violencia.

Segundo caso: despidos y políticas antisindicales

A principios del año 2002, la convención colectiva de trabajo tenía que ser renovada en la planta de Cicolac, pero las negociaciones con los representantes de los trabajadores no llegaron a buen término, porque Nestlé quería desmantelar las conquistas en relación a las condiciones salariales y la asistencia médica. Cuando se votó a favor de una huelga, las amenazas de muerte provocaron que los líderes sindicales modificaran su decisión, anulándola. Después de diversas peripecias concernientes a un pretendido paro, nueve representantes del sindicato fueron despedidos. En el primer semestre del 2003 un tribunal de arbitramento dio la razón a Nestlé con base en una decisión tomada en ausencia del representante de los trabajadores. En este asunto, el derecho no ha sido respetado, ni las leyes del país, ni las convenciones internacionales, especialmente las convenciones 87 y 98 de la OIT. Sin embargo, los trabajadores despedidos no sólo perdieron su empleo, sino que además perdieron su estatus sindical, ya que en Colombia no se puede pertenecer a un sindicato si no se cuenta con un contrato fijo de trabajo. Esta maniobra sirvió luego claramente para descabezar el sindicato con el propósito de deshacerse de él definitivamente.

En el segundo semestre del 2003, por las mismas razones, Nestlé convocó al conjunto de sus empleados en reuniones aisladas con unos representantes de la dirección general de la empresa para proponerles la renuncia voluntaria a sus empleos a cambio de indemnizaciones financieras. Estos trabajadores fueron prácticamente secuestrados en hoteles hasta que aceptaran. Es así que 175 obreros perdieron su empleo. Uno solo se negó a firmar el trato, y hoy se encuentra relegado a una oficina aislada sin función laboral determinada. En lugar de estos empleados regulares, Nestlé ha contratado trabajadores temporales pagados a la mitad de la tarifa normal, sin protección social y sin ningún derecho sindical.

Esta política de empleo es totalmente contraria al derecho. Es particularmente chocante que Nestlé actué de esta manera mientras se precia de ser una empresa ejemplar. Se sabe que su dirección en Suiza consagra mucho dinero a la imagen de la firma, en un esfuerzo oneroso de marqueting. En el documento que nos hizo llegar, Nestlé pretende respetar la libertad sindical y obrar por aumentar los beneficios económicos y sociales de Colombia, gracias a productos fabricados en un 90% en el país. Los testimonios que hemos escuchado no nos dan ninguna razón para creer esto. Ciertamente, esta política de desregulación del empleo, de precarización, está en vigor también en Suiza, y en todas partes en donde la globalización económica se encuentra en marcha. Sin embargo, sus consecuencias son particularmente graves en países como Colombia, donde quien pierde su empleo se arriesga a caer en la miseria o ser enrolado en la violencia de los paramilitares o de la guerrilla.

Tercer y cuarto caso: productos vencidos y contaminaciones

Entre septiembre y diciembre de 2002, en varias ocasiones, fueron descubiertos almacenamientos de leche vencida que Nestlé había importado de Uruguay y Argentina y que se disponía a reempacar, después de haber cambiado las etiquetas que indicaban la fecha de vencimiento. Nestlé tuvo que admitir que la leche efectivamente estaba vencida y que era inapropiada para el consumo y en su documento Nestlé argumenta que se trata de un error de etiquetaje. Cuando este “error” se ha repetido cuatro veces en el transcurso de algunos meses, es difícil de concluir que es una simple coincidencia! Los testigos y los expertos informan que en otras ocasiones Nestlé no ha respetado sus consignas de calidad y de seguridad en los productos, colocando en peligro la salud de los consumidores. Recuerdan además que niños han muerto en 1979 intoxicados con leche en polvo contaminada.

Fueron obreros quienes descubrieron estos hechos y advirtieron a la dirección de la empresa. Constatando que ésta no quería escuchar nada, interpusieron una denuncia ante las autoridades, quienes hicieron incautar la mercancía. Desafortunadamente se ejercieron represalias contra los empleados que al día de hoy están acosados por amenazas.

Aún en el capítulo de contaminaciones e intoxicaciones, los expertos denuncian graves contaminaciones de aguas residuales vertidas en los ríos después de la limpieza de las calderas con productos tóxicos. Estas contaminaciones tuvieron un impacto desastroso sobre la fauna acuática, pero también en las reservas de aguas subterráneas, y ponen en peligro la salud de la población. Sucede también según opinión de los testigos, que Nestlé arroja aguas con altas temperaturas en los ríos provocando así graves daños. El consejo no puede entender cómo una empresa de alimentación que se quiere ser imbatible en la calidad y la seguridad puede ser sorprendida contaminando agua y adulterando leche! Tal vez la Nestlé se imagina que estas negligencias son menos dañinas en un país como Colombia, cuando en Suiza, estos mismos hechos provocarían un escándalo! Pero es probable que se equivoque, puesto que en este caso, parece que los poderes públicos y el parlamento colombiano reaccionaron finalmente, como si hubiera un límite por encima del cual, el Estado ya no quiere cerrar los ojos ante el accionar de las grandes empresas.

Conclusiones

Al término de la audiencia, impresionado por lo que ha oído y por la seriedad y credibilidad de las pruebas aportadas, el consejo:

* No puede hacer más que condenar las prácticas de Nestlé en Colombia. Estima que no son aceptables por parte de una multinacional que clama por su buena reputación y de la confianza que sus clientes le otorgan. Bien por omisión en garantizar la calidad de sus productos o la protección del medio ambiente, bien por su política de desmantelamiento de las condiciones de trabajo y de la hostilidad implacable ante los sindicalistas, o bien por sus métodos agresivos en términos de política económica, Nestlé sobrepasa los límites tolerables.

* Estima que se deben tomar medidas en Suiza y en el plano internacional, para obligar a Nestlé a respetar los derechos humanos previstos por las convenciones internacionales y la Constitución política de Colombia, si se diere el caso, a través de los tribunales ordinarios.

* Recomienda que sea interpuesta una acción ante la OIT.

* Llama a las organizaciones internacionales de juristas, a las iglesias, las organizaciones sindicales y ONGs para denunciar las acciones de Nestlé y de las demás multinacionales que violan los derechos humanos y exponen sus empleados a la violencia o a la miseria.

* Desea de igual manera que las autoridades suizas sean conocedoras de este dossier para que convoquen a Nestlé a reorientar su política en Colombia y ejerzan de manera más coherente la condicionalidad de las relaciones económicas exteriores suizas en función del respeto a los derechos humanos y ello particularmente con el gobierno colombiano.

Nos preocupa de manera especial el hecho de que los sindicalistas que vinieron a prestar sus testimonios a Berna sean amenazados en sus derechos y en sus vidas al regresar a sus hogares. Constatamos finalmente que los problemas expuestos en Colombia tocan de igual manera a los ciudadanos suizos, quienes han sufrido la globalización y la precarización de las condiciones de trabajo. Si bien en Suiza las consecuencias son generalmente menos agudas, el caso presentado en esta audiencia, debe invitar a la sociedad civil a comprometerse de manera más solidaria en la defensa de los derechos de los trabajadores en todo el planeta.


Berna, 30 de octubre de 2005

Anne-Catherine Menétrey-Savary, Carlo Sommaruga, Dom Tomas Balduino, Carola Meier – Seethaler, Rudolf Schaller

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