Dolor en todo el cuerpo e incapacidad para realizar la mayoría de las tareas cotidianas. Ésta es, sin duda, la situación en la que se encuentran la mayoría den los enfermos de fibromialgia, una enfermedad que se caracteriza por dolores musculares y articulares, con puntos de fuerte dolor en cuello, hombros, caderas y espalda, así como síntomas de fatiga, depresión o problemas de sueño, entre otros.
La fibromialgia es una de las enfermedades que más insatisfacción causa a los profesionales y a los pacientes en su abordaje terapéutico. Debido a ello la Sociedad Española de Reumatología, ha elaborado un documento de consenso donde se analizan los diversos aspectos de esta enfermedad, epidemiología, factores que predisponen a la enfermedad y la desencadenan, aspectos psicológicos, familiares, sociales y laborales, costes sanitarios, incapacidades y tratamientos, tanto farmacológicos como psicológicos y terapias alternativas.
"Con este documento pretendemos dar un soporte a los reumatólogos de nuestra sociedad para enfrentarse a este síndrome multisintomático señalan los coordinadores del documento de consenso, los doctores Cayetano Alegre, del Hospital Universitario Val d´Hebrón de Barcelona y Javier Rivera, del Instituto Provincial de Rehabilitación de Madrid.
Se calcula que en nuestro país están afectadas más de 700.000 personas, con una prevalencia mucho mayor en la mujer que en el hombre (9 a 1). Por ahora no se conocen el origen ni los mecanismos por los que actúa la fibromialgia.
En este sentido, cabe mencionar que esta patología puede aparecer como única alteración (fibromialgia primaria) o asociada a otras enfermedades (fibromialgia concomitante). Además, es una enfermedad “confusa”, es decir, al tener síntomas comunes a otras muchas patologías y un origen desconocido, no es inusual que un enfermo de fibromialgia tenga que pasar por diferentes consultas de diversos especialistas hasta ser diagnosticado correctamente.
Este hecho origina en el enfermo importantes molestias, así como un sentimiento de “incomprensión” que afecta de forma negativa, aún más si cabe, su ya mala calidad de vida, que suele derivar en incapacidad laboral y limitación de su vida social, así como patologías psicológicas como estrés o ansiedad.
¿Qué causa esta enfermedad?
Tal y como señala la Sociedad Española de Reumatología (SER), existen indicios de que algunos fenotipos genéticos son más frecuentes en los enfermos con fibromialgia, como es el caso del gen que regula la expresión de la enzima catecol-o-metil-transferasa o el gen regulador de la proteína transportadora de serotonina.
Algunos grupos de pacientes tienen una serie de factores comunes que pudieran actuar como predisponentes para la aparición de esta patología. Tal es el caso de antecedentes de situaciones traumáticas en la infancia o trastorno de ansiedad, estos últimos con una base genética claramente demostrada.
En muchos pacientes el cuadro clínico de esta enfermedad aparece de forma brusca después de algunos acontecimientos: accidentes de tráfico, infecciones, cirugías mayores y, en general, las situaciones de estrés postraumático, tanto de índole físico como psicológico. El estrés laboral también puede contribuir a la aparición de esta patología.
En cuanto a los mecanismos patogénicos, se ha investigado en varios campos. Según los expertos, se han encontrado diversas alteraciones morfológicas y funcionales en biopsias de músculo y de tejidos blandos en estos pacientes. Sin embargo, los hallazgos hasta la actualidad son bastante inespecíficos. También se han observado alteraciones del eje hipotálamo hipofiso adrenal (HHA) que se acompañan de múltiples trastornos endocrinos.
La disfunción del sistema nervioso autónomo, puesta de manifiesto mediante las alteraciones en la variabilidad de la frecuencia cardiaca, es un hallazgo mucho más consistente y reproducible. Asimismo, los datos más recientes sugieren que en los pacientes con fibromialgia existe una alteración de los mecanismos de procesamiento del dolor probablemente debida a un desequilibrio en los neuromoduladores del sistema nervioso central.
Según los autores del consenso, uno de los hallazgos más consistentes en los estudios sobre esta patología ha sido un incremento de la sustancia P en líquido cefalorraquídeo. La presencia de este péptido favorece la transmisión de los estímulos dolorosos a través de facilitar la estimulación de las vías dolorosas por otros neurotransmisores.
También se han hallado alteraciones en la concentración, precursores o metabolitos de otros neurotransmisores cerebrales como serotonina, noradrenalina, encefalina, ácido gama amino butírico. En la actualidad el significado de estas alteraciones centran la mayor parte de investigaciones sobre su origen.
El dolor, principal síntoma
El síntoma más importante de la fibromialgia es el dolor, el cual afecta de una forma intensa a una gran parte del cuerpo. En unas ocasiones comienza de manera generalizada, y en otras tiene su origen en un área determinada como el cuello, el hombro, la columna lumbar, etc. y desde ahí se extiende al resto del cuerpo.
Este dolor se suele describir por los enfermos como quemazón, molestia o desazón, y en ocasiones pueden presentarse espasmos musculares, rigidez, sensación de hinchazón u hormigueo. Además, es frecuente que los síntomas varíen de mayor a menor intensidad en relación con factores como la hora del día, el nivel de actividad, los cambios climáticos, la falta de sueño o el estrés.
Otra característica propia de la fibromialgia es el cansancio generalizado que padece el paciente y que le impide realizar muchas de las tareas cotidianas, por lo que evita cualquier ejercicio físico con el fin de no padecer un mayor dolor. Además, la mayoría de estos enfermos señalan tener un sueño de mala calidad o insomnio, lo que les provoca un empeoramiento del estado físico durante el día.
Según los expertos, otros factores que pueden contribuir al desarrollo o perpetuación de la fibromialgia son el estrés psíquico, anomalías endocrinológicas o en el sistema inmunitario o anomalías bioquímicas en el sistema nervioso central, como niveles alterados de serotonina.
Problemas en el diagnóstico
La fibromialgia es una afección crónica en la que el dolor persiste, generalmente sin cambios, a lo largo de muchos años y que además produce un gran impacto sobre la calidad de vida, la capacidad funcional, estado emocional, relaciones personales, etc., del enfermo.
En la actualidad no existe ninguna prueba analítica o exploración complementaria que permita hacer una clasificación de los pacientes con fibromialgia según el grado de afectación. Sin embargo, existen instrumentos de evaluación disponibles para la valoración de diversos aspectos del paciente con fibromialgia.
Por ello es importante que las personas que sospechan que padecen esta enfermedad estén bien informadas sobre ella, ya que ello “ayudará” al especialista en el pronto diagnóstico y establecimiento del tratamiento adecuado.
La exploración del enfermo por parte del reumatólogo es la base principal para un diagnóstico acertado, ya que las molestias que detecta el especialista son las que indican el desarrollo de esta enfermedad.
Tratamiento farmacológico
El conocimiento que el paciente adquiera sobre su enfermedad, el tratamiento farmacológico, la realización diaria de ejercicio físico moderado y la terapia psicológica, son los principios básicos del tratamiento en estos pacientes. La utilización de fármacos está dirigida a la mejoría de aspectos parciales de la fibromialgia, y no a la curación de la misma.
En la actualidad no existe ningún medicamento aprobado por la Agencia Europea del Medicamento o la FDA americana para el tratamiento de esta enfermedad, por lo que la SER recomienda un tratamiento farmacológico a base de analgésicos, antidepresivos tricíclicos a dosis bajas y relajantes musculares, según recoge el documento de consenso que ha elaborado.
Además, y según el documento de consenso de esta sociedad, es importante racionalizar al máximo el uso de fármacos, en especial si presentan efectos centrales, ya que los síntomas como el cansancio, inestabilidad, mareos, dificultad de concentración y trastornos de memoria pueden exacerbarse con estos fármacos. Es común que se atienda a pacientes polimedicados sin que el propio paciente ni el profesional que lo trata puedan discernir su utilidad y sí la extrema dificultad que entraña el eliminarlos.
Por otro lado, en este consenso se destaca que, además del tratamiento farmacológico, el ejercicio aeróbico, en cualquiera de sus modalidades (natación, bicicleta, ejercicios en el suelo, danza, etc.), ha mostrado en ensayos clínicos un efecto beneficioso por sí mismo en el síntoma dolor, la salud mental en términos generales, el grado de ansiedad y el impacto global que la enfermedad produce sobre la vida del paciente.
Los beneficios del tratamiento psicológico
El objetivo del tratamiento psicológico es controlar los aspectos emocionales de ansiedad y depresión, cognitivos, comportamentales y sociales que agravan el cuadro clínico de estos pacientes.
El tratamiento cognitivo-conductual es la intervención psicológica que ha demostrado una mayor eficacia para el tratamiento de la ansiedad y la depresión, el dolor crónico, el dolor inflamatorio y la fibromialgia. Existe un grado fuerte de evidencia de que los tratamientos combinados de tratamiento psicológico y ejercicio físico reducen el impacto global que esta enfermedad produce en la vida de los pacientes.
Algunos estudios muestran la eficacia del tratamiento multidisciplinar en pacientes con fibromialgia. Sin embargo, en una revisión sistemática no se ha podido encontrar una buena evidencia sobre la eficacia de dicha estrategia, aunque los propios autores reconocen no haber hallado ningún ensayo clínico de alta calidad, lo que merma considerablemente el grado de evidencia disponible.
No obstante, parece lógico pensar, señalan los autores del consenso, que la combinación de varias de las modalidades terapéuticas disponibles para el tratamiento de estos pacientes debe ser superior al uso de cualquiera de ellas en solitario. En este sentido, desde la SER proponen como tratamiento básico en los pacientes con esta patología una combinación de ejercicios físicos, terapia cognitivo-conductual y tratamiento farmacológico adecuado.
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