Existen alternativas naturales para el tratamiento de la ansiedad. Ninguna de las plantas medicinales produce las reacciones adversas que se observan con los psicofármacos sedativos, ansiolíticos o hipnógenos.
Todas las personas saben lo que es sentir ansiedad: los hormigueos en el estómago antes de una cita, la tensión que se siente cuando su jefe está enojado, la forma en que su corazón late si usted está en peligro. La ansiedad lo incita a actuar. Lo anima a enfrentarse a una situación amenazadora. Lo hace estudiar más para un examen y lo mantiene alerta cuando está dando un discurso. En general, lo ayuda a enfrentarse a las situaciones.
Pero muchas personas sufren de “trastornos de ansiedad”, condición en la que esta emoción normalmente útil puede dar un resultado precisamente contrario: evita que usted se enfrente a una situación y trastorna su vida diaria. Los trastornos de ansiedad no son sólo un caso de "nervios". Son enfermedades frecuentemente relacionadas con experiencias anteriores.
Un trastorno de ansiedad puede hacer que se sienta ansioso casi todo el tiempo sin ninguna causa aparente. O las sensaciones de ansiedad pueden ser tan incómodas que, para evitarlas, hasta suspenda algunas de sus actividades diarias. O puede sufrir ataques ocasionales de ansiedad tan intensos que lo aterrorizan e inmovilizan.
El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) se caracteriza por preocupación y tensión crónicas, aún cuando nada parece provocarlas. Las personas que padecen de TAG no pueden relajarse y no pueden deshacerse de sus inquietudes aún cuando comprenden que su ansiedad es mas intensa de lo que la situación justifica. Frecuentemente tienen trabajo en conciliar el sueño o en permanecer dormidos. Sus preocupaciones pueden acompañarse de síntomas físicos, tales como: temblores, contracciones nerviosas, tensión muscular, cefalea, irritabilidad, sudoración excesiva o calorones, mareos, náusea, falta de aire, o pueden sentir como si tuvieran un nudo en la garganta.
Se sobresaltan con facilidad, tienden a sentirse cansados, les cuesta trabajo concentrarse y a veces también sufren de depresión.
Otro de los trastornos de ansiedad en el “ataque de pánico”. Quienes lo padecen experimentan repetidamente sensaciones de terror repentino y manifiestan ansiedad intensa entre cada ataque. Estos ataques se acompañan de: palpitaciones, dolor precordial, mareos o vértigos, náusea o síntomas gástricos, sofocos o escalofríos, falta de aire o sensación de asfixia, parestesias o entumecimiento, estremecimiento o temblores, sensación de irrealidad, terror, sensación de falta de control o estar volviéndose loco, temor a morir, transpiración excesiva.
Los ataques pueden ocurrir a cualquier hora del día o de la noche aún al estar dormido. Se mantienen durante algunos minutos pero en casos raros pueden durar una hora o más.
El trastorno de pánico ataca al 1.6 % de la población y es más común en las mujeres adultas jóvenes. Frecuentemente se acompaña de otros problemas tales como depresión o alcoholismo y puede engendrar fobias. Las vidas de algunas personas han llegado a hacerse muy restringidas porque evitan actividades diarias normales o, en casos extremos hasta salir de su casa.
La depresión frecuentemente acompaña a los trastornos de ansiedad. Los sentimientos de tristeza, apatía o desesperanza, cambios en el apetito o en el sueño así como la dificultad en concentrarse frecuentemente la caracterizan.
El manejo de estos trastornos deberá ser realizado por el médico, quien cuenta con fármacos sintéticos como las benzodiazepinas, sin embargo, estos psicofármacos pueden producir importantes efectos secundarios y dependencia (adicción).
Existen alternativas naturales para el tratamiento de estas condiciones, tales como:
Valeriana, Rhodiola rosea (Raíz ártica), Leuzea carthamoides (Rus-Olympic) y Sutherlandia frutescens.
Estas plantas medicinales al igual que las benzodiazepinas, producen sedación, calman, disminuyen la actividad y la excitación y pueden facilitar y mantener el sueño, sin causar efectos secundarios, debido a que su mecanismo de acción es diferente al de los psicofármacos sintéticos.
Con la excepción de Rhodiola rosea, los mecanismos de acción de estas plantas y las benzodiazepinas dependen del Ácido Gama-Amino-Butírico (GABA). Este es un aminoácido inhibidor que se une a receptores específicos (GABA-A) en el Sistema nervioso Central, lo que produce la apertura de canales de Cloro. Esto produce una corriente iónica de Cloro, que inhibe la descarga eléctrica neuronal.
Las benzodiazepinas se unen al receptor GABA-A y lo modifican, incrementando la unión del GABA a su receptor.
La Valeriana officinalis contiene GABA y principios activos que, sin unirse al receptor GABA-A, aumentan la liberación y transporte del GABA y disminuyen su catabolismo.
Los principios activos de la Leuzea carthamoides activan la síntesis de la Glutamato decarboxilasa, enzima responsable de la síntesis del GABA.
Sutherlandia frutescens contiene GABA.
El mecanismo de acción de Rhodiola rosea es diferente y no depende del GABA: aumenta la síntesis de endorfinas y estimula los receptores opioides del Sistema Nervioso Central.
Ninguna de estas plantas medicinales produce las reacciones adversas que se observan con las benzodiazepinas, tales como:
1. Efecto paradójico: pesadillas, irritabilidad, ansiedad, rabia, hostilidad,
2. Amnesia, apatía, euforia, desasosiego, alucinaciones, comportamiento maníaco.
3. Taquicardia, sudoración, cefalea
4. Paranoia, confusión, depresión e ideas suicidas
5. Retardo en las reacciones psicoemocionales o físicas
6. Sueño intranquilo.
A diferencia de las benzodiazepinas, ninguna de estas plantas produce el clásico Síndrome de Retirada, caracterizado por: intensificación de la ansiedad, irritabilidad, sudoración, pesadillas, temblores, anorexia, mareos, desmayos, agitación, depresión, pánico, paranoia, mialgia, contracturas musculares y hasta convulsiones y delirio (cuando se usan dosis altas por largos períodos de tiempo). Por lo tanto, no es necesario disminuir gradualmente las dosis de estas plantas, como sucede con las benzodiazepinas.
Valeriana, Leuzea, Rhodiola y Sutherlandia producen sedación y disminuyen la ansiedad logrando, además, un sueño reparador sin efecto de “resaca” ni otros efectos secundarios adversos.