Una buena digestión empieza por escoger bien los alimentos y su forma de cocción. Hay que procurar que la digestión sea correcta y así evitaremos cualquier de molestia de tipo gástrico o intestinal.
Una mala digestión puede acarrearnos muchos efectos no deseados como la halitosis o la aerofagia, que pueden ser perfectamente debidas a una digestión defectuosa de los alimentos que comemos.
El proceso de la digestión en condiciones normales suele durar unas tres horas, pero si tomamos una comida muy pesada y abundante puede tardar hasta cuatro veces más.
Lo más importante al iniciar el proceso digestivo es facilitar las cosas a nuestro organismo de la siguiente forma:
El primer paso de todos es la cocción de los alimentos, ésta es más sana cuantas menos grasas se utilicen en el proceso.
La cocción al vapor o en agua y a la plancha pueden considerarse los sistemas más sanos y en los que los alimentos resultan más fácilmente digeribles.
Lo ideal es tomar varias comidas al día, mínimo tres y máximo cinco, y que las raciones no sean demasiado abundantes.
Es necesario comer lentamente y masticar bien los alimentos, ya que éstos pasan de la boca al estómago para que éstos se mezclen con los jugos gástricos.
Si tragamos los alimentos a trozos enteros, lo que provocamos es que nuestro estómago tenga que trabajar más para conseguir el mismo resultado.
Algunos dietistas recomiendan no beber durante las comidas, ya que esto favorece que los alimentos se mezclen con el líquido en nuestro interior y que nos sintamos más llenos y con sensación de hinchazón.
Es recomendable comer tranquilos, y si es posible, sin hablar demasiado.
No es una falacia, resulta que cuando hablamos tragamos aire y si además estamos comiendo, éste se mezcla con los alimentos que van al estómago y estos al intestino, desde donde el aire deberá ser expulsado.
Podemos evitar así problemas de aerofagia, que por otra parte, pueden llegar a ser verdaderamente dolorosos.
Ahórrate los malos ratos debidos al estreñimiento tomando fibra, ésta se encuentra en las frutas y verduras, sobre todo crudas.
Una fuente de fibra natural son también los cereales integrales, éstos mantienen la cáscara que los recubre y ahí es propiamente donde está la fibra.
Cuanto menos café, té y alcohol tomemos más facilitaremos la digestión.
No pasa nada si tomamos sólo un café al día y coincide con el final de una buena comida, sin embargo, no es recomendable tomarlo a diario.
Se puede sustituir por una infusión que resulta de lo más digestiva.
Las proteínas son necesarias en nuestra alimentación, y éstas se encuentran en legumbres, huevos, pescado y carnes.
De todos estos alimentos el más fácilmente digerible es el pescado, así que si tenemos molestias gastrointestinales, sin duda, es la mejor fuente de proteínas.
La carne sin embargo cuesta mucho más de digerir, pero hay que decir en su favor que nuestro cuerpo aprovecha prácticamente todo su contenido proteínico.
Las legumbres son también una buena propuesta para obtener proteínas, sin embargo, resultan flatulentas y hay personas que no pueden tomarlas con asiduidad, una forma de evitarlo es tomarlas sin piel.
Las frutas y verduras, tal como decíamos son buenas compañeras de una buena nutrición y digestión, pero se recomienda tomarlas sin piel y bien lavadas. Además de facilitar la digestión, aportan fibra que ayuda a la evacuación intestinal.
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