Jorge Alvar, coordinador de la Organización Mundial de la Salud para el programa de control de la enfermedad causada por el parásito leishmania, advierte sobre las peligrosas consecuencias de la coinfección entre esa afección y el sida, "pues puede disminuir hasta en un tercio la esperanza de vida de los afectados por VIH".
Marielba Núñez / El Nacional
Más de 2,5 millones de casos de leishmaniasis se registran cada año en todo el mundo.
El parásito leishmania, en sus distintas variantes, se extiende por 88 países. Sin embargo, ese dato no basta para que la enfermedad sea considerada como una prioridad en las políticas de salud globales, admite Jorge Alvar, coordinador del programa de control de la leishmaniasis de la Organización Mundial de la Salud.
El especialista estuvo en Venezuela para intervenir en un simposio sobre el tema, que se realizó durante la 55° Convención Anual de la Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia. La leishmaniasis figura, precisamente, como una de las patologías de las que se ocupa el Departamento de Enfermedades Tropicales Olvidadas, al que pertenece Alvar en la OMS.
Se trata de una categoría que este mal comparte con el dengue y con la enfermedad del sueño.
El experto contrasta lo que ocurre con ellas con el caso de la malaria, el sida y la tuberculosis, "que sí cuentan con una alianza mundial y un fondo global para combatirlas".
En el otro extremo de la balanza están las enfermedades crónicas, como el cáncer y los males cardiovasculares, que afectan mayoritariamente a los países desarrollados y en los que se gasta la mayor cantidad de recursos.
Esas "enfermedades olvidadas", afirma, se caracterizan por la falta de herramientas de diagnóstico y de criterios para controlarlas.
"Las formas viscerales de la leishmaniasis se concentran en 4 a 5 países, principalmente India, Bangladesh, Nepal, Sudán y Brasil, que tiene 90% de los 500 mil casos nuevos que hay cada año.
Las formas cutáneas de la leishmaniasis se extienden en aproximadamente 8 países, como Afganistán, Pakistán, Irán, Arabia Saudí, Argelia, Bolivia, Perú y Brasil".
¿Qué tienen en común estos países?
La pobreza.
Por eso decimos que las que están olvidadas no son las enfermedades, sino las poblaciones.
Es una enfermedad asociada con el mundo rural, la desnutrición, las viviendas pobres, donde puede entrar el insecto que transmite el parásito de la leishmania.
Hay otros factores, como los cambios medioambientales, la tala de los bosques, que exponen a los humanos al ciclo selvático de la enfermedad, por lo que se ve un aumento de los casos.
¿Hay países en los que se ha convertido en un problema emergente?
Hay zonas donde los humanos invaden las selvas, como es el caso de Colombia, que -por el incremento de la presencia humana, debido al ingreso de militares para el combate de la guerrilla- ha registrado un incremento de la enfermedad en los últimos años.
En 2001 se registraron 3.600 casos de leishmaniasis, mientras que en 2005 se contabilizaron más de 14 mil.
En Venezuela hay un problema de subregistro de la enfermedad, precisamente porque ataca a poblaciones remotas.VIH enemigo. Alvar, como investigador del laboratorio del Instituto de Salud Carlos III del Ministerio de Salud de España, fue uno de los primeros en descubrir la asociación entre leishmaniasis y sida.
"El principal problema que esto trae es que la infección con leishmaniasis puede reducir en un tercio la esperanza de vida de una persona con VIH.
Eso ocurre porque ambas infecciones se enfilan contra las mismas células, los linfocitos T, e inmunodeprimen a los pacientes".
La coinfección del virus del sida y del parásito, asegura, ha disminuido en Europa, gracias a la universalización de las terapias con antirretrovirales altamente activos.
Sin embargo, la situación es otra en los países donde sólo unos pocos tienen acceso a esos tratamientos.
¿Cuál es la posición de la OMS sobre la leishmaniasis?
En este momento hago visitas activas por Latinoamérica para que los países se interesen por tener mejores registros. Sin embargo, tiene que haber un marco político para que la comunidad internacional entienda que la leishmaniasis tiene que salir del grupo de enfermedades olvidadas.
Por eso queremos impulsar que se apruebe en la próxima Asamblea de Naciones Unidas, en marzo de 2006, una resolución que obligue a luchar contra la enfermedad y hacerla bajar al mínimo.
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