Tras esa pancita cervecera podría esconderse también una propensión a consumir comida poco saludable, según dicen los resultados de un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública en Dinamarca.
Los investigadores examinaron 3,5 millones de transacciones en 100 supermercados para comparar los productos comprados por bebedores de cerveza y vino.
Así, encontraron que los compradores de cerveza tienden a optar por productos como papas fritas, carne de cerdo, margarina, mantequilla, salchichas, cordero y gaseosas.
En contraste, los que prefieren el vino llenan su canasta de alimentos más saludables como aceitunas, pollo, queso, frutas y verduras.
Los científicos afirman que decidieron analizar las transacciones de supermercado en lugar de realizar entrevistas, porque la gente tiende a calcular mal la cantidad de alcohol y alimentos que consume.
Vino... ¿bueno para la salud?
El estudio sugiere que la diferente escogencia de alimentos podría estar detrás de la premisa de que tomar vino tiene un impacto positivo en la salud.
"La pregunta es si en realidad el vino es mejor para uno que la cerveza o los licores, o si la gente que toma vino es más saludable porque sigue una mejor dieta", afirma Morten Gronbaek, del Instituto de Salud Pública de Dinamarca.
Gronbaek dice que se necesita realizar más pruebas que comparen la salud de bebedores de vino, cerveza y licores que tengan los mismos hábitos alimenticios.
Algunos estudios sugieren que una dosis pequeña de vino cada día podría reducir el riesgo de enfermedades coronarias.
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