SASA de Venezuela no da muestras de vida
REDACCIÓN AGROPECUARIA El cierre de la frontera de Venezuela para productos avícolas colombianos, seguirá así, por lo menos, en lo que resta de 2006 e incluso, según un grupo de avicultores de Santander, volver a tener abierto ese mercado podría llevar dos años.
De hecho, los más pesimistas estiman que ese comercio avícola literalmente, se perdió.
Al ser consultado sobre esa situación, Jorge Enrique Bedoya Vizcaya, presidente ejecutivo de la Federación Nacional de Avicultores, Fenavi, no se mostró en desacuerdo sobre lo que se dice de la injustificada demora del Gobierno venezolano para reabrir la frontera, pero agregó que “dos años me parecen mucho tiempo; aunque a estas alturas del problema, somos extremadamente pesimistas”.
Como se recordará, el Gobierno de Venezuela cerró la frontera a productos avícolas procedentes de Colombia, ante la presencia de un brote de influenza aviar tipo H9, que a la postre resultó inofensivo para la salud de los humanos.
La persona más escéptica es Enrique Muñoz Guerrero, gerente de Incubadora Santander, empresa que desde hace 15 años coloca sus productos en Venezuela.
“Es elemental que no la abran.
El Gobierno Nacional dijo que había un foco de influenza aviar, luego aseveró que era inofensivo y ahí se creó una confusión con una situación que no debió reportarse, tal y como lo contempla la Organización Mundial de la Salud. OMS, debido a que es inofensiva”, agregó.
Para el gerente de Incubadora Santander, los venezolanos “se están curando en salud y se agarran de todo lo que a diario se dice sobre influenza en Asia”.
“Venezuela hace 15 años le cerró a Estados Unidos la frontera por un problema de influenza aviar y hasta hoy no se la ha vuelto a abrir ¿Por qué nos la van abrir a nosotros de la noche a la mañana?”, se preguntó.
Para Muñoz Guerrero, el Gobierno debe “de una vez por todas ser claro y no andar con pañitos de agua tibia..., que la frontera se abre en 15 días, en un mes, que en dos y así vamos, mientras las empresas día a día pierden más”.
Una carta
Bedoya Vizcaya dijo que la semana anterior le envió una carta al presidente de la República Álvaro Uribe Vélez, para que intercediera ante el Gobierno de Venezuela en la solución del problema, pues los “buenos oficios del Ministerio de Agricultura y del ICA no dieron resultados”.
Desde la primera quincena de noviembre de 2005 se dijo que en Colombia estaría una comisión de empresarios y profesionales del Servicio Autónomo de Sanidad Agropecuaria, SASA, de Venezuela, pero hasta la fecha (24 de enero de 2005) no han oficializado la vista técnica.
Según Marta Ruth Velásquez Quintero, directora ejecutiva de Fenavi Santander, las empresas que exportan a Venezuela tienen las puertas abiertas y están “deseosas que esa visita técnica se cumpla, pues nosotros somos los más interesados en que conozcan los adelantos tecnológicos y de bioseguridad que maneja la industria avícola”.
Para la directiva, el poco interés que existe por parte de Venezuela es que se están abasteciendo de Brasil, Ecuador y el mismo Perú.
Bedoya Vizcaya ratificó esa postura y dijo que en material genético los precios son los mismos, pero sí existe cierta diferencia con el producto terminado llegado de Brasil.
“De verdad, no quisiéramos ni pensar que esa postura es política y no técnica”.
Respecto al mercado interno, el directivo dijo que sí se presenta una distorsión y las empresas se han visto abocadas a cambiar sus planes y proyecciones de producción, con pérdidas muy altas.
Por el cierre, a diciembre de 2005 las pérdidas ya superaban los US$5 millones, siendo la industria de Santander la afectada de primera mano. Cada mes, la industria avícola santandereana exportaba cerca de US$3 millones a Venezuela.
Un buen mercado
Enrique Muñoz Guerrero, gerente de Incubadora Santander, dice que Venezuela es un atractivo mercado para la industria avícola del país, principalmente de Santander.
Sólo esa empresa colocaba productos con un valor aproximado al millón de dólares mensuales.
¿Por qué es atractivo? Para el industrial, la cercanía es una verdadera ventaja competitiva, toda una fortaleza.
El producto se puede llevar en camiones y sólo hay que circular 6 horas y se llega a la frontera.
“Esa cercanía nos permite dar precios más competitivos que los que se podían lograr con Ecuador y el mismo Brasil”, aseveró.
Además, el comercio es dinámico, pues “un pedido, por decir, de 30 ó 40 mil pollitos se podía colocar en menos de tres días”.
Es un mercado que ya se había conquistado y se manejaba con facilidad, por ser casi doméstico, como es el caso de Incubadora Santander, que lleva 15 años vendiéndole a ese país.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario