La Medicina Sistémica ha logrado mejorar la expectativa de vida de muchos pacientes que presentan Insuficiencia cardiaca, al actuar directamente sobre la raíz del problema.
En Marzo del año 2.005 llegó a mi consulta un paciente de 62 años de edad, con antecedentes de hipertensión arterial, el cual consultaba por dificultad para respirar, incluso acostado, lo que llamamos disnea, además de pies edematizados.
Tenía diagnóstico de INSUFICIENCIA CARDIACA desde hacía cinco meses y estaba recibiendo tratamiento con enalapril (antihipertensivo), amiodarona (antiarrítmico), digoxina (fármaco que incrementa la fuerza del corazón), furosemida (diurético) y omeprazol (protector gástrico), sin presentar mejoría alguna, además de tener poca tolerancia al tratamiento utilizado, a pesar de tener un control estricto por especialista.
Tenía una RX de tórax como la que se observa en la imagen, donde vemos un corazón dilatado. El tratamiento “ideal” para este paciente era el transplante de corazón, pero sabemos las enormes dificultades de este procedimiento.
Ese paciente recibió un esquema de plantas superiores bajo la óptica de la medicina sistémica, las cuales toleró excelente (sin suspender los fármacos convencionales). La mejoría fue evidente: la dificultad respiratoria fue cediendo, así como la acumulación de líquido en las piernas, lo cual se constató con ecocardiograma, permitiendo al paciente iniciar actividad física.
A pesar de que su corazón sigue dilatado, la calidad de vida y la función cardiaca se incrementaron, lo cual no tiene precio alguno y es, en última instancia, el objetivo de todo tratamiento.
La insuficiencia cardiaca (IC) es una enfermedad con formas agudas y crónicas que puede evolucionar lentamente, desde una disfunción asintomática, a un estado de marcada discapacidad.
Las limitaciones funcionales que va imponiendo repercuten desfavorablemente sobre la capacidad productiva de los afectados, añadiéndose ese efecto a los costos del manejo de los pacientes. Hay marcada perturbación de la calidad de vida.
Es decir, que desde el punto de vista de la salud pública, la enfermedad provoca cargas económicas de hospitalizaciones reiteradas y atención médica, a lo que debe agregarse la falta de producción.
La IC es una afección que ocurre cuando el corazón es incapaz de bombear suficiente sangre para satisfacer las necesidades de los tejidos del organismo. Cuando el corazón falla, es incapaz de expulsar toda la sangre que entra en sus cámaras.
Para ayudar a determinar la gravedad, los médicos utilizamos un cálculo conocido como "fracción de eyección", que es el porcentaje de sangre expulsada con cada latido del corazón. Una fracción de eyección de entre un 50% hasta un 75% es normal.
En la mayoría de los casos de insuficiencia cardiaca falla el lado izquierdo, causando una disfunción sistólica , en la que el líquido se concentra y acumula en los pulmones.
La fracción de eyección en tales casos cae por debajo de un 40%. La insuficiencia cardiaca del lado derecho, que es menos común, provoca una disfunción diastólica, en la que el líquido que entra en el corazón se concentra y hace que las venas del organismo y de los tejidos que lo rodean se hinchen.
En tales casos, la fracción de eyección es paradójicamente normal o elevada. Dada la naturaleza interrelacionada entre las cámaras del corazón, la insuficiencia del lado izquierdo puede, a la larga, acelerar una insuficiencia en el lado derecho del corazón.
En los Estados Unidos la incidencia es de 1 a 3 casos por 1.000 pacientes/año, significando que aparecen aproximadamente 550.000 nuevos casos cada año. Por si fuera poco, esta enfermedad es causante de 875.000 egresos hospitalarios (0,3%) y 200.000 muertes anuales. La sobrevida estimada es de 3,2 años en el hombre y de 5,4 años en la mujer.
Como causas de esta enfermedad tenemos: 1) Enfermedad ateroesclerótica de las arterias coronarias (obstrucción de las arterias que dan sangre al corazón), 2) Hipertensión arterial, 3) Miocardiopatías dilatadas, 4) Enfermedades de las válvulas y 5) Cardiopatías congénitas en el adulto. En los mal llamados “países subdesarrollados” tenemos como causas importantes de IC: la fiebre reumática, las infecciones y la desnutrición.
Por esto es que la enfermedad se presenta predominantemente en la mediana edad en países subdesarrollados, mientras que es un proceso de la tercera edad en los desarrollados.
Sea cual sea la causa que origine la enfermedad, esta cursa con síntomas como astenia (agotamiento), mareos, disnea de diversa severidad (dificultad para respirar), tos y edema (acumulación de líquido en el pulmón o en las piernas).
Cuando se realiza una radiografía de tórax, suele observarse dilatación del corazón.
El tratamiento actual solo es paliativo y pretende mejorar los síntomas.
Los objetivos del mismo son: 1) Mejorar la función ventricular deprimida, 2) Hacer desaparecer los síntomas que produce la insuficiencia cardiaca, especialmente los que son incapacitantes y 3) Prolongar la vida del paciente .
Estos incluyen una combinación de antihipertensivos (que controlan la presión arterial), diuréticos (para eliminar el exceso de líquido), antiarrítmicos (para regular el ritmo cardíaco), anticoagulantes e inotrópicos positivos (drogas que aumentan la fuerza de contracción del corazón).
Se ha demostrado que son eficaces, pero son muchos los efectos secundarios que pueden causar, tales como: náuseas, vómitos, trastornos hidro-electrolíticos (hiponatremia, hipokalemia, hipomagnesemia), arritmias, etc., lo que muchas veces obliga al ajuste de la dosis o una suspensión del mismo de manera voluntaria, y, en casos extremos, la descompensación del paciente, que lleva a una eventual hospitalización.
A pesar del tratamiento, la mortalidad de pacientes con insuficiencia cardiaca a largo plazo es alta, con una sobrevida promedio de 3,2 años en el hombre y 5,4 años en la mujer.
La MEDICINA SISTEMICA, gracias a su novedosa tecnología, ha logrado mejorar la expectativa de vida de muchos pacientes que presentan esta enfermedad, al actuar directamente sobre la raíz del problema. Con el uso de plantas superiores que actúan en los tres ejes del triángulo de la salud (Energía, Inteligencia, Organización) se han obtenido los siguientes resultados:
• Alivio de la disnea, que es el síntoma mas alarmante en todo paciente con IC.
• Normalización de cifras de presión arterial.
• Incremento de los niveles de energía del paciente, que se traduce también en mejor estado anímico.
• Incremento de la fracción de eyección, que es uno de los indicadores ecocardiográficos que permiten evaluar el curso de la enfermedad.
• Mejoría significativa del edema en miembros inferiores
Todo médico sabe que no hay síntoma más alarmante que la disnea. Solo un paciente con insuficiencia cardiaca siente la angustia que genera el no poder respirar adecuadamente, y el tener una sensación de muerte inminente a cada instante.
Por lo tanto, si tenemos las herramientas a la mano, si sabemos que son efectivas (y así lo demuestran los diferentes estudios clínicos), entonces vale la pena utilizarlas.
Sería inmoral negarle al paciente la posibilidad de mejorar su calidad de vida y volver a sentirse útil.
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