viernes, diciembre 09, 2005

El Mal Gusto de Nestlé

CRÓNICA RUBÉN BASABE

El caso Nestlé hizo eclosión el viernes pasado, y como era de suponer, conmovió a la ciudad. Lo que no se suponía era que una empresa de esta envergadura cometiera reiterados actos de mal gusto durante el proceso, que culminó con el achicamiento de personal. En efecto, ¿cómo puede ser que, intempestivamente, el viernes al mediodía los empleados se hayan enterado de la decisión de trasladar la línea de producción de alimentos a la planta de Santo Tomé?. Es indigno para un trabajador ser tratado de esa manera. Y más indigno es todavía que sean tratados como meros "colaboradores". Otro aspecto es la irrespetuosidad puesta de manifiesto en el comienzo de su comunicado de prensa "Nestlé Purina, líder del mercado de alimentos para mascotas, anuncia...", parece una gacetilla de publicidad y no el reflejo de una realidad traumática para un centenar de familias. También resulta una iniquidad darle una plazo de tres días para decidir nada menos que el futuro: "a Santo Tomé o la indemnización". Como si fuera tan fácil.

Para finalizar este muestrario de pésimo gusto tres hechos que se deberían dilucidar. Uno, es la actitud displicente hacia el poder político de la ciudad. El intendente Gorosito se enteró de los hechos en el mismo momento que a los empleados le cerraban la puerta en la cara. Otro es el trascendido relacionado con la contratación de una agencia de seguridad, cuyos empleados irrumpieron en la planta en la mañana del viernes, previendo posibles disturbios de los damnificados. Y el tercer punto es la "consultora" que pone a disposición de los trabajadores que elijan desvincularse; ¿en ella trabajará algún profesional (psicólogo, por ejemplo) de Saladillo, conocedor de la sociedad local y de las personas?, ¿Funcionará con algún control del Estado, o se manejará a su arbitrio?.

Toda empresa tiene derecho a buscar mejores negocios, lo que no tienen derecho es a tratar a sus empleados como objetos, sino como personas, trabajadores que sienten y sufren por su destino personal junto a sus familias. Y tampoco tienen derecho a subestimar a la sociedad donde desarrollan esos negocios. Hasta ahora no han hecho más que esas dos cosas.

http://www.lasintesis.com.ar/anteriores01/dia031130.html

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