jueves, diciembre 29, 2005

El harpagofito mejora el dolor articular

Diversos estudios clínicos han demostrado que la raíz de la “Uña del Diablo” (Harpagophytum procumbens) es eficaz en osteoartritis de columna, cadera y rodilla y en dolores lumbares, ya que disminuye el dolor y la inflamación.
Raíz de Harpagofito
Se estima que entre el 15% y el 30% de la población sufre algún tipo de dolencia relacionada con dolores articulares. Reumatismos, artrosis, lumbalgias, artritis... suponen el 35% de las consultas de atención primaria. Pero, a pesar de su altísima prevalencia, apenas si existe un tratamiento para paliar el dolor que causan, y que es su principal característica.

La falta de tratamientos farmacológicos eficaces o la consecución de los efectos secundarios que éstos suelen acarrear, han convertido a las plantas medicinales en una buena alternativa en el control de estas dolencias, como coadyuvantes o sustitutos de los tratamientos ortodoxos, pues ayudan a frenar el proceso inflamatorio y degenerativo del cartílago y controlar el dolor del paciente, con una menor incidencia de efectos adversos.

Así lo reconoce Miguel Bernad , especialista del servicio de reumatología del hospital La Paz, de Madrid , quien asegura que, unido a su elevado perfil de seguridad, “además de analgésicos tradicionales, como los AINEs (antiinflamatorios no esteroideos) o el paracetamol, se pueden asociar plantas medicinales como tratamiento coadyuvante dentro del proceso de dolor articular, dado que parecen tener efectos analgésicos y antiinflamatorios”.

El secreto: reducir la inflamación

Tal es el caso de la Uña del Diablo (harpagofito). Originario del sur de África, del desierto del Kalahari, (donde era empleado tradicionalmente para el tratamiento de problemas gastrointestinales), es la planta medicinal más eficaz en el tratamiento de los procesos reumáticos e inflamatorios. Así lo demuestran numerosos ensayos clínicos y farmacológicos, que han comprobado que sus beneficiosos efectos sobre la salud se deben a la actividad conjunta de sus principios activos, principalmente los iridoides (como el harpagósido) que tienen una acción periférica (respuestas musculares sensitivas y vasculares) más que a una acción analgésica central, hecho que le convierte en especialmente activo en pacientes de edad avanzada .

Según los resultados de los ensayos, los principios activos de esta raíz son capaces de inhibir la producción de diversas citoquinas que intervienen en la inflamación (como la IL1-beta, TNF alfa). Además, reducen la síntesis de PGE2 y de óxido nítrico al inhibir la expresión de enzimas como el COX-2. En definitiva, según afirma el doctor Bernad “su mecanismo de acción está en relación con la inhibición de sustancias implicadas en los mecanismos de la inflamación , gracias a lo cual disminuye la síntesis de citoquinas, disminuye la inflamación y mejora el dolor”.

Tan eficaz como la aspirina

En cuanto a su eficacia y seguridad frente a otros tratamientos de síntesis, el harpagofito ha sido analizado en ensayos controlados, aleatorizados y doble ciego (8 frente a placebo y 2 frente a ácido acetilsaliclíco y un inhibidor del COX-2). Los resultados no dejan lugar a dudas, mostrando mejor respuesta frente a placebo e igual eficacia que otros tratamientos en la disminución de la inflamación y el dolor en osteoartritis de columna, cadera y rodilla , así como en episodios agudos de dolores crónicos de origen desconocido.

“Los estudios realizados muestran una eficacia positiva del harpagofito similar a la ofrecida por los inhibidores de la COX2, cuando se emplean preparados que contienen una dosis de 50 mg / día de harpagósido, durante un tiempo de 2 ó 3 meses, pero con una ventaja sobre los fármacos tradicionales: la incidencia de efectos adversos es mínima”, explica Teresa Ortega , vicepresidenta del Centro de Investigación Sobre Fitoterapia (Infito) .

Por todo ello las principales instituciones europeas en la materia, como la European Scientific Cooperative on Phytotherapy (ESCOP) otorga a esta planta indicaciones terapéuticas para la artrosis dolorosa, tendinitis, pérdidas de apetito y dispepsia.

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