sábado, octubre 15, 2005

Hay epidemia de fiebre amarilla

Maritza Vielma, epidemióloga regional de Portuguesa, señaló que desde el 3 de octubre hasta la actualidad se registran 46 casos de síndrome febril ictero-hemorrágico, el cual comprende una serie de enfermedades como el dengue, la leptospirosis, el paludismo, la fiebre amarilla, la fiebre hemorrágica venezolana y las hepatitis

Guanare, 14 de octubre.-Aunque el director de Salud del estado Portuguesa, Edinson Basalo, declaró la situación de alerta el pasado martes, un solo caso de fiebre amarilla confirmado es suficiente para considerar que estamos ante una epidemia.

Así lo informó Maritza Vielma, epidemióloga regional, al señalar que desde el 3 de octubre hasta la actualidad se registran 46 casos de síndrome febril ictero-hemorrágico, el cual comprende una serie de enfermedades como el dengue, la leptospirosis, el paludismo, la fiebre amarilla, la fiebre hemorrágica venezolana y las hepatitis.

“Todas estas patologías tienen síntomas similares. Lo único que varía es la agresividad de la clínica, por ejemplo, en fiebre amarilla hay un toque hepático mayor y deterioro de la parte neurológica cuando el paciente evoluciona de manera no satisfactoria y en la fiebre hemorrágica se ven afectados otros órganos como pulmones, hígado y riñones”, explicó.

Del total de casos, 36 están incluidos en la vigilancia para fiebre amarilla, incluyendo los dos únicos decesos. Un caso fue confirmado como fiebre amarilla por el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel, otro descartado de estas patologías por laboratorio, 3 casos fueron confirmados como dengue y 3 casos probablemente son fiebre hemorrágica.

En cuanto al estado de los pacientes, informó que 10 casos se encuentra hospitalizados, nueve de ellos en el Hospital Miguel Oráa de Guanare y otro en el ambulatorio del sector Las Cruces; 32 pacientes han egresado en buenas condiciones con controles periódicos y dos se encuentran en control en la red ambulatoria.

Según Vielma, y pese a la información emanada por la Dirección de Salud sobre el fallecimiento de cuatro pacientes, sólo se registran dos decesos desde el inicio del alerta epidemiológico, ninguno confirmado por laboratorio y en espera de resultado del Instituto Nacional de Higiene, único en el país capaz de realizar las pruebas de laboratorio necesarias.

En Portuguesa hay confirmadas dos epizootias (monos araguatos fallecidos), una en el sector Río Anus del municipio Guanare y otra en el sector La Aguadita, del municipio Guanarito.

Vielma confirmó además que existen epidemias en Apure y Bolívar, donde ya hay casos confirmados y epizootias también confirmadas. “Parece que se produjo un descuido en esos estados y se reactivó la patología aparentemente controlada. No queremos que en Portuguesa suceda lo mismo”.

La sospecha era de leptospirosis

El pasado 3 de octubre, luego de recibir la denuncia de cinco pacientes hospitalizados en el Hospital Miguel Oráa, pertenecientes al caserío Río Anus, parroquia San Juan de Guanaguanare del municipio Guanare, la Dirección de Epidemiología de Portuguesa se comunicó con el equipo de Endemias Rurales para visualizar la zona y confirmar las epizootias.

Inmediatamente recibimos apoyo del Ministerio de Salud y Desarrollo Social (MSDS), mediante las coordinaciones de Endemias y de Fiebre Amarilla y la Dirección de Epidemiología del estado Sucre, donde se han presentado epidemias de fiebre amarilla.

“Nos trasladamos hacia la zona donde hicimos un estudio geográfico para determinar si realmente se trataba de leptospirosis, como pensamos inicialmente, pues se trata de un área endémica de la enfermedad”, relató Vielma.

La zona alta y la parte final del municipio Guanare, colindando con los municipios Sucre y Chabasquén, es endémica de leptospirosis. “Valoramos el área y empezamos a pensar en fiebre amarilla, pues es un ambiente boscoso y selvático, con árboles elevados y nos confirmaron la presencia de monos araguatos, principales reservorios de la enfermedad”.

La fiebre amarilla se clasifica en urbana y selvática, la que tenemos en nuestro país en generalmente. “Pero los urbanos penetramos a esa zona, la invadimos y accidentalmente nos infectamos por una picadura del vector transmisor, diferente al Aedes aegypti, principal vector urbano que también transmite el dengue hemorrágico”, indicó Vielma.

Vielma enfatizó en la gravedad que representa la fiebre amarilla. La leptospirosis es menos letal y es controlable, así como el dengue que también abunda en nuestro país en las últimas semanas.

“Pero ante la sospecha de fiebre amarilla hay que iniciar inmediatamente las acciones preventivas, tales como la inmunización con la vacuna que surte su efecto a los diez días desde su colocación, lapso durante el cual hay que eliminar al vector, a través de la abatización y nebulización ambiental y perifocal”, señaló la funcionaria.

No se justifica la enfermedad

Vielma aseveró que “no se justifica la morbilidad y mortalidad por fiebre amarilla cuando tenemos el componente biológico que puede controlar el virus en el estado y en el país”.

En tal sentido, hizo hincapié en la necesidad imperante de acudir a los puestos de vacunación contra la fiebre amarilla y evitar la enfermedad que puede conducir a la muerte.

Apuntó que desde el año 2003 cuando se inició la aplicación de la vacuna a mayores de un año sin límite de edad, se han aplicado en total 255.209 dosis en todo el estado.

La meta es vacunar a una población adicional de 367.341 para lograr la cobertura total, es decir, el 69,49 por ciento. “Cabe destacar que existe una población de 836 mil habitantes en Portuguesa”, agregó.

Sólo el pasado jueves 13 de octubre se aplicaron 81.658 vacunas y se observó que se está revacunando porque es común que las personas extravíen el certificado, única manera de asegurarse de que la persona está inmunizada.

“Además existe una situación de alarma en la población que los induce a aplicarse la vacuna nuevamente, trayendo como consecuencia un superhábil de acuerdo a la población objeto a vacuna en 2005”, dijo la funcionaria.

Aclaró que no existe ninguna contraindicación al colocar la vacuna nuevamente, pero es necesario que la persona guarde su certificado y brinde la oportunidad a otro de inmunizarse.

En Guanare, así como en caseríos aledaños se observaron numerosos puestos de inmunización, pero es evidente que las personas tiene cierta resistencia a colocarse la vacuna.

Explicó que existe la orden de instalar alcabalas de vigilancia en las áreas limítrofes para controlar la entrada y salida de personas que porten el certificado de vacunación y a quien no lo porte igualmente se le coloca la vacuna.

No obstante, los reporteros de EL IMPULSO entramos y salimos del estado sin recibir ninguna voz de alto para solicitar los carnet de vacunación.

El Hospital Miguel Oráa también padece

Visitar el Hospital Miguel Oráa, de Guanare, es percibir de inmediato la situación de alerta. Funcionan puestos de vacunación, donde enfermeras y voluntarias invitan a inmunizarse.

En un área aislada del Servicio de Emergencia, hacia donde están restringidas las visitas, reposan los pacientes protegidos por mosquiteros, quienes no cuentan con un diagnóstico definitivo, pero sufren el síndrome febril ictero-hemorrágico.

Aunque algunas áreas fueron restauradas y próximamente se inaugurará un área de Caumatología, al circular por las instalaciones del hospital que cuenta con 29 años, se aprecian los deteriorados pisos y paredes.

Familiares de pacientes y personal asistencial denunciaron el mal estado de los ascensores. Uno está descompuesto y otro traslada a duras penas comida, pacientes, personal, familiares y desechos con el latente peligro de contaminación.


Liza Canelón/(Enviada especial)