sábado, octubre 29, 2005

"Gigante invisible" presentado en Uruguay: "El análisis de Cargill es central para cuestionar el modelo productivo porque Cargill define el modelo"

Cargill, el "Gigante Invisible", según el título del libro de Brewster Kneen, es una corporación fundada hace 140 años en Estados Unidos y que hoy se ha convertido en el mayor imperio agroindustrial, alimentario y financiero, con presencia en 72 países, incluyendo América Latina

Brewster Kneen en Montevideo: "Yo quiero comer bien, pero también que el resto de los seres humanos se alimenten de la mejor manera"

La edición en español del libro "Gigante invisible. Cargill y sus estrategias transnacionales" (editado por REDES-AT, GRAIN y Grupo de Reflexión Rural) se presentó en Montevideo el jueves 6 de octubre.

"Celebramos la aparición de esta versión", señaló Leonardo De León (Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación-UITA), encargado de comentar la obra, "porque es una herramienta, tanto para activistas, como para políticos". Destacó que el libro va más allá de analizar el papel de las corporaciones, cuestionando el modelo de producción capitalista, sobre el cual se sustentan.

El análisis de Cargill es central para cuestionar el modelo productivo porque Cargill define el modelo, indicó Kneen. "Mientras trabajaba en el primer libro sobre Cargill pensé que, cómo no entendía la política agroproductiva canadiense, debía ponerme en los zapatos de esta corporación, como manera de empezar a comprenderla, y ahí me di cuenta que la política canadiense estaba hecha a la medida de Cargill. Lo que aparecía como un 'Programa de intercambio ejecutivo' entre el gobierno y la corporación, era mucho más que eso: Cargill formulaba las políticas públicas en torno a la producción agropecuaria del país".

De las 100 mayores economías en el mundo, 52 son corporaciones, y éstas generan un Producto Bruto Interno mayor al de muchos países. Como todas las corporaciones, Cargill se mueve por un único fundamentalismo, el de lucro. Así busca incidir en las políticas de los estados instrumentando políticas en su beneficio y desconociendo a los propios Estados.

Un ejemplo de esto, señaló Kneen, es el desarrollo de hidrovias en América Latina, que permiten a este gigante comercializar sus productos de una manera mucho más efectiva, pero generan altos costos medioambientales para los países. Esto fue vinculado, por los participantes de la presentación del libro, con el proyecto IIRSA (Integración Infraestructural Regional Sudamericana) que plantea realizar un sistema de interconexión vial, fluvial e infraestructural para todo el continente en favor de los intereses de corporaciones como Cargill.

En este sentido tampoco es accidental que China haya adoptado la política recomendada por la corporación; "esto es tan accidental como la contaminación de la soja por parte de Monsanto".

Como un gran gigante, Cargill genera estrategias para entrar a los diversos mercados: estableciendo cabeceras de puente, conociendo las diferentes culturas y adaptándose a las mismas, para luego agrandarse hacia el resto del país. Su invisibilidad supone que la conozcamos solo a través de cómo quiere mostrarse. Por eso una de las tareas fundamentales que realizó Brewster Kneen, al comenzar a estudiarla, fue investigar cómo se presentaba, en la prensa, folletería o página web, "era la manera de formarme una imagen de su estrategia, de cómo la corporación se mostraba ante el mundo.

El objetivo era mostrar esa imagen a los productores, que muchas veces interpretaban las investigaciones de Kneen como una agresión a su producción. "La gente tenía que saber de qué se trataba para decidir. Lo importante es comprender al sistema dominante, aprender que entre los 'pies' de este gigante también hay espacios a partir de los cuales combatirlo, tenemos que aprender a ver esos espacios para saber qué acciones tomar, si se sigue el juego de Cargill o se cambia de rumbo".

El sistema que pretende Cargill no es un sistema sustentable y tampoco es un sistema que pretenda alimentar de buena manera a todos: "Yo sé que quiero comer bien, pero también sé que quiero que el resto de los seres humanos se alimenten de la mejor manera".

¿Cuál debe ser, frente a esto, la respuesta de la sociedad y las organizaciones? Según Kneen se debe apuntar al fortalecimiento de los sistemas locales para el autoabastecimiento de alimentos. Los pilares de esta nueva manera de producción deben ser la soberanía alimentaria, la soberanía energética y la generación de empleo.

Defender a los pequeños y medianos productores en proceso de desaparición y recuperar la producción alimentaria en tanto producción soberana, como legado cultural de los pueblos. Se trata de promover un sistema alimentario saludable y armónico con el entorno, con la cultura y con todos los seres vivientes.

Ante la respuesta general de los gobiernos, que señalan que renunciar a este tipo de producción supone no querer un crecimiento del PBI señaló que "quizás tenemos que aceptar que no queremos un mayor PBI, queremos justicia y para obtenerla primero tenemos que comprender cómo vivir todos en armonía".

Se trata, en definitiva, de que las comunidades puedan volver a tomar sus propias decisiones acerca del modo en que ellas y las futuras generaciones vivirán y se alimentarán; esto supone dejar de ser consumidores pasivos para comprometerse activamente en el diseño de la política pública.

Brewster Kneen es economista y teólogo. También ha realizado trabajos periodísticos, entre otros para la radio CBC de Canadá. En 1971, al mudarse con su familia a Nova Scotia, comenzó a desarrollar actividades agrarias y a crear coperativas con otros granjeros para sortear la explotación de las industrias controladoras de la producción de alimentos.

Por más información:

Carlos Santos: corporaciones@redes.org.uy

Fuente: REDES-AT

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