Si se detecta a tiempo, existe casi un 99% de posibilidades de eliminarlo con cirugía
Cada año se detectan en España 25.000 nuevos casos de cáncer de colon y, de ellos, los que se descubren a tiempo son superados en un 99% tras una pequeña intervención quirúrgica en la que se elimina sólo la parte afectada. Las técnicas han avanzado de tal manera que en la mayoría de los casos no es necesario el tratamiento con quimioterapia o radioterapia, y los cirujanos recurren incluso a operaciones de reconstrucción del intestino en los casos más complicados para evitar la colocación de bolsas donde depositar las heces. En cualquier caso, la prevención es fundamental y unos sencillos consejos sobre la alimentación o el deporte moderado pueden ayudar, si se ponen en práctica, a reducir el riesgo de padecer esta enfermedad.
Factores de riesgo y prevención
El colon es el primer tramo del intestino grueso y el lugar en el que se depositan los desechos antes de ser expulsados por el ano. Se divide en cuatro segmentos -ascendente, transverso, descendente y sigmoide- y está formado por varias capas de tejido, de las cuales la mucosa es la más interna. Precisamente, es en ella donde se desarrollan con más frecuencia los pólipos que dan lugar al cáncer de colon.
Según explica el presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), Antonio Antón, “cada año, se detectan en España 25.000 nuevos casos de cáncer de colon, siendo los hombres quienes más padecen esta enfermedad, en proporción de seis a cuatro respecto a las mujeres, es decir, de cada diez pacientes, seis son hombres y cuatro mujeres”. De cada diez pacientes, seis son hombres y cuatro mujeres
” No obstante, las posibilidades de curación cuando el cáncer se diagnostica a tiempo y el tumor es aún pequeño son muy altas, ya que, prosigue Antón, “cuando no hay metástasis o cuando el tumor sólo afecta a la mucosa del colon, existe entre un 95% y un 99% de posibilidades de eliminarlo con cirugía”. “Por el contrario, cuando el tumor es tan grande que penetra a través de la mucosa del colon o invade el tejido externo (Nivel 2 y 3), dependiendo de la penetración del tumor y el grado de afección de los ganglios, la supervivencia puede situarse entre cinco y diez años en el 70% de los casos, mientras que cuando se detecta muy avanzado, con ganglios afectados, la tasa de supervivencia se sitúa entre el 30% y el 50%”, añade.
Por ello, es muy importante el diagnóstico precoz y, sobre todo, la prevención. Una práctica que se puede conseguir gracias a la labor de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), que ha identificado como factores de riesgo de la enfermedad:
La alimentación, que debe contener un bajo contenido en grasas animales y una mayor cantidad de fibra. -
Inactividad física, puesto que una vida sedentaria favorece la aparición de cualquier enfermedad.
Consumo de tabaco y de alcohol, que ayuda a la aparición de pólipos y favorece el crecimiento de las células malignas en la mucosa del colon.
Edad, ya que son las personas mayores, a partir de 60 años, quienes tienen más riesgo de caer enfermos.
Historia personal de pólipos y de cáncer colorrectal, porque la aparición de pólipos o de un tumor aumenta las posibilidades de cáncer o de un segundo tumor, respectivamente.
Enfermedades inflamatorias intestinales, que suponen menos del 1% de todos los cánceres colorrectales, pero también influyen.
Los factores genéticos juegan a su vez un papel muy importante, puesto que en un 5% de los casos de cáncer de colon se han identificado una serie de genes que, cuando se alteran, dan lugar a una situación de predisposición a la aparición de la enfermedad. Asimismo, la transmisión de padres a hijos de un gen denominado APC, que también puede ser alterado, supone otro 1% de los tumores detectados, mientras que entre un 3% y un 5% de los casos restantes se transmiten de forma autosómica, esto es, “por la mutación o alteración de genes”, de manera que en la mayoría de los pacientes no se detectan pólipos. “Por ello, a los pacientes de alto riesgo que están enfermos se les plantea la posibilidad de hacer un seguimiento a sus hijos ante el riesgo de que estos también puedan presentar la enfermedad”, apunta Antonio Antón, quien recuerda la importancia de practicar deporte, seguir una dieta rica en fibra y dejar de beber y fumar para evitar una enfermedad que es la segunda causa de muerte por cáncer, siendo la primera el cáncer de pulmón en los hombres y de mama en las mujeres.
Síntomas
El cáncer de colon es una enfermedad silenciosa, lo que significa que en el momento en el que aparecen los síntomas éstos denotan un estado avanzado del tumor. La primera señal de alarma suele ser la aparición de sangre en las heces La primera señal de alarma suele ser la aparición de sangre en las heces
, uno de los síntomas más frecuentes y que permiten conocer si el tumor se encuentra en el recto, en el sigma o en el colon descendente (sangre roja), o por el contrario, está localizado en el colon ascendente (sangre negra). “Los pacientes que descubren que sangran están ya en alerta porque en caso de que no sufran dolores ni molestias, únicamente cuando el tumor sea grande e impida que salgan las heces serán realmente conscientes del problema que tienen, aunque en un primer momento creen que se trata de estreñimiento”, asegura el presidente de SEOM.
Otros síntomas son la expulsión de heces más estrechas, que se corresponden con un estrechamiento del intestino por parte del tumor; tenesmo o sensación de evacuación incompleta; dolor abdominal semejante a un cólico, que puede estar localizado o ser difuso y que, en los casos en los que la masa tumoral cierra por completo el tubo intestinal, produce además estreñimiento y vómitos.
Por otro lado, el cansancio extremo o la pérdida de peso sin causa aparente, así como la pérdida de apetito, son otros síntomas de la enfermedad, que pueden darse también en otras enfermedades, por lo que ante su aparición y ante cualquier duda, el mejor consejo es acudir siempre al médico para que realice las pruebas oportunas y determine si se trata de un tumor o un caso de hemorroides, diarrea o trastorno digestivo.
Diagnóstico
La principal prueba para detectar la enfermedad, incluso antes de que el paciente sienta cualquier síntoma, es el test de sangre oculta en las heces (TSOH), que puede dar lugar a “falsos positivos” si no se realiza adecuadamente. Con él se detecta si existe o no sangre en las deposiciones y la necesidad de una colonoscopia si el resultado da positivo para comprobar así el origen del sangrado.
El TSOH se puede realizar en el propio domicilio. Para ello, el paciente sólo debe tomar una muestra de heces durante tres días consecutivos y depositarlas en un sobre especial que contiene varias tiras reactivas. Posteriormente, será personal sanitario quien analice las tiras y la posible variación de su color, “lo que indicará que existe sangre en las deposiciones y requerirá estudios posteriores para diagnosticar el origen de la misma”. Además de esta prueba, se puede realizar también un análisis de sangre y orina para conocer el estado general del paciente, una exploración del ano y parte del recto o tacto rectal y la citada colonoscopia, “que es una prueba muy molesta pero muy eficaz”, describe Antonio Antón. En concreto, gracias a la colonoscopia se puede observar la mucosa de todo el colon y el recto Gracias a la colonoscopia se puede observar la mucosa de todo el colon y el recto
a través de un tubo largo y flexible, con una luz y una cámara en un extremo, que es introducido por el ano y se denomina endoscopio.
Según confirma la Asociación Española de Endoscopia Digestiva, lo habitual es que el paciente esté sedado, “no dormido”, de forma que no sienta molestias ni dolor. Si durante la colonoscopia el médico observa una lesión sospechosa, llevará a cabo una biopsia y extraerá una muestra de tejido que será estudiada por un especialista, quien diagnosticará si se trata de un tumor.
Por último, para confirmar la enfermedad se pueden realizar radiografías de tórax, ecografías abdominales o endorrectales y pruebas encaminadas a la detección de marcadores tumorales, sustancias que aparecen en cantidades superiores a lo normal cuando se trata de personas que padecen algún tipo de cáncer.
Etapas y tratamiento El cáncer de colon pasa por varias fases. Por ello, para determinar el mejor tratamiento es necesario saber en qué fase se encuentra el tumor: si se localiza sólo en el colon o recto o si afecta a los ganglios y órganos próximos. En cualquier caso, la cirugía siempre es necesaria para extirpar el tumor y en ocasiones es también necesario el tratamiento con radioterapia y quimioterapia. “Aunque sea pequeña, la cirugía siempre es necesaria -insiste el presidente de SEOM-. Pero además, cuando el tumor es grande, después de operar hay que seguir un tratamiento con quimioterapia y, si el tumor está localizado al final del recto, también con radioterapia. Tras la cirugía, el tratamiento complementario aumenta la posibilidad de curación y la tasa de supervivencia alcanza casi el 70%, lo que significa salvar la vida”.
Con la cirugía se suele extirpar un tercio del colon, mientras que las secciones que quedan se vuelven a unir e incluso es posible que, de manera temporal, se tenga que realizar una colostomia, es decir, una operación en la que el colon se une a una salida artificial en la pared del abdomen, donde se coloca una bolsa que recoge los excrementos. La colostomia puede ser permanente o transitoria, ya que si el paciente experimenta mejoría esa apertura artificial puede cerrarse. “Una vez que el enfermo ha sido operado con cirugía, se puede llevar una vida perfectamente normal, excepto en los casos en los que el cáncer está muy extendido y es necesario colocar una bolsa donde expulsar las heces. Pese a todo, la calidad de vida de los pacientes ha mejorado y, en la actualidad, se evitan las operaciones en las que el paciente es ‘vaciado’ y debe llevar esta bolsa o, en todo caso, se practican operaciones de reconstrucción del intestino”, agrega Antón.
Sin embargo, cuando se produce metástasis y las células cancerosas llegan a la sangre y se distribuyen a otras partes del cuerpo, es necesario el tratamiento con quimioterapia para controlar la metástasis. Este tratamiento se puede administrar por vía oral o intravenosa. En el caso de la radioterapia, se recurre al empleo de rayos bien antes de la cirugía para reducir el tamaño el tumor o tras la cirugía, para destruir las células cancerosas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario