jueves, agosto 25, 2011

El tercer molar: Cuando un diente te hace perder el juicio



De la noche a la mañana, literalmente, desperté hace un par de días con una molestia en la parte posterior de mi boca, “detrás de mis dientes”. Lo escribo entre comillas, pues al revisarme en el espejo, noté que esa incomodidad era producto de mi novísima muela del juicio floreciendo sin tregua.

Sí, tengo casi 22 años, era de esperarse que saldría en cualquier momento. Sin embargo, no pensé que los “síntomas” se iniciarán tan pronto. Si bien es cierto no tengo dolor, tengo el típico “capuchón”, es decir, una parte de la encía levantada por el crecimiento de este molar, que no me deja comer normalmente.

Hasta este momento, no me había preocupado por conocer más allá de todo el proceso que involucra el crecimiento de este nuevo diente, y es ahora cuando sufro de su efecto, que he empezado a investigar sobre el tema. Quiero compartir contigo todos los datos sorprendentes y muchas veces ignorados acerca de la tortuosa muela del juicio, que he ido recabando.

Si por causa de esta simpática muelita estás padeciendo dolores indescriptibles, tienes que saber, sin pretender empeorar tu estado de ánimo, que estás sufriendo por un diente que no tiene oficio ni beneficio. Sí, como lo lees, todo esta tortura es por nada. Jamás necesitaste en los años que tienes de este diente, y jamás lo harás.

Se supone que está ahí simplemente porque en algún momento de nuestra evolución, el ser humano los requería para su correcta alimentación, pero en ese caso, nuestros antepasados poseían maxilares mucho más amplios. Nosotros, durante el proceso evolutivo, hemos ido cambiando nuestra morfología, y has de saber, que incluso hay personas que no desarrollan los terceros molares. Para los que no contamos con esta suerte, existe el dentista.

Es importante que cuando empieces a percibir los síntomas de la aparición de la muela del juicio, acudas con tu doctor. El podrá monitorear el estado de tu diente, determinar qué problemas puede generarte y especificarte un tratamiento.

Además de ello, es necesario que te informes correctamente sobre las consecuencias o los padecimientos que van ligado a este diente. Básicamente pueden ocurrir 2 cosas: Provocarte una infección, que puede extenderse incluso a la garganta, o perjudicar la posición y la salud de tus demás dientes.

Al no tener suficiente espacio para nacer, este diente suele ir empujando el resto de tu dentadura, buscando desesperadamente el modo de aflorar. En muchos de estos casos, puede además salir torcido, provocando presión sobre los otros dientes, dolores de cabeza, inflamación del rostro, y heridas bucales internas.

Si por otro lado, tu diente crece con normalidad de forma recta, no se desliga de problemas como la infección. Cuando tu diente se está preparando para asomarse a la superficie, se forma una especie de “casco” con el tejido de tu encía, que protege a la futura muela.

Como te estuve comentando anteriormente se le conoce como “capuchón”. Este, al abrirse por el paso del molar, suele dejar el tejido levantado, como lo que me sucede. Esto no solo te ocasiona malestares al comer, sino también, al encontrarse “abierto” como un bolsillo, y por su complicada ubicación, vuelve casi imposible realizar una higiene adecuada, convirtiéndose en el lugar ideal para el desarrollo de gérmenes. Todo esto puede provocar que tu diente presente caries mucho antes de terminar de nacer, y en casos peores, generarte una pericoronitis. Lo que significa una inflamación que abarca la zona de la mejilla, los ganglios, con un dolor que se extiende hasta los oídos y que causa dificultad para pasar los alimentos.

Por todos estos motivos, muchos dentistas recomiendan la extracción de estos molares, salvo en la ocasión de haber perdido los molares antecesores, en cuyo caso, la muela del juicio reemplazará sin consecuencias el espacio en “blanco”.

La operación es sencilla, usualmente de unos 30 a 60 minutos. Sí, escuchar la palabra cirugía o extracción causa un poquito de ansiedad y temor, pero imagínate, cuanto padecimiento nos ahorraremos de tomar las adecuadas medidas preventivas.

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