La aruera (lithraea molleoides) es una planta o arbusto silvestre de América del Sur (presente en Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay), de hojas finas, verdes y con una pequeña espina o pincho en la punta. Hay quienes la usan en forma de extractos alcohólicos o en infusiones para combatir la tos, la bronquitis, la artritis y los malestares digestivos, y como diurético y sedante.
Pero esta planta es más conocida por los perjuicios que causa en nuestra piel. Quienes son sensibles a sus componentes sufren de alergias y brotes en la piel por tan solo rozarla. Es que la aruera despide toxinas que afectan la piel de muchas personas, y les provocan ronchas y brotes que pueden durarles semanas, y para el cual no existe un tratamiento específico más que la aplicación de ungüentos que alivien la picazón y el ardor.
Existe una leyenda que explica esta actitud tan agresiva de la aruera: al parecer, ese nombre pertenecía a una joven y hermosa indígena que fue engañada una y otra vez por los hombres. Ella creía en sus promesas de amor y sus dulces palabras, pero todos acababan por traicionarla. Así fue como acumuló cada vez más pena, que luego se convirtió en amargura, que luego se convirtió en veneno que terminó por matarla. Aruera se reencarnó entonces en una planta, y trajo consigo ese veneno acumulado, que ahora se encarga de aplicar en los demás, como una forma de vengarse de quienes la engañaron.
De esta leyenda deriva la costumbre popular de saludar al revés: como se volvió tan desconfiada, hay que decirle "buenas tardes" por la mañana y "buenos días" por la tarde, para que ella entienda lo que se le quiere decir realmente.
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