Afortunadamente mis familiares y las (pocas) novias que he tenido me han confirmado con certeza que no ronco jamás. Por supuesto que recibir esta noticia es algo tranquilizador, aunque a uno siempre le queda la duda de si le están mintiendo para dejarlo tranquilo porque lo quieren.
De todos modos, sé lo difícil que es roncar. En mi niñez vivía en un piso en el que un vecino de complexión gigantesca emitía unos ronquidos que eran verdaderas máquinas despertadoras, y a las dos de la mañana no era anormal despertarse a raíz de los descomunales ronquidos de esta bestia humana. Me pongo en el lugar de él, y en lugar de detestarlo y guardarle rencor, comprendo que no debe ser nada fácil roncar.
Si estás en la situación de mi pobre vecino (y también para tener un poco de piedad con tus vecinos, núcleo familiar y la humanidad en general), tal vez te interese saber que una solución muy efectiva para terminar de roncar está tras la puerta del quirófano.
En muchos hospitales se realiza una sencillísima operación que permite extirpar las obstrucciones nasales, ara así eliminar las dificultades en el sueño y mejorar el descanso del paciente.
Pues si bien los ronquidos afectan a quienes te rodean y te hacen granjearte la rabia de los que no dejas dormir, también son un verdadero problema para ti, pues con ellos tu sueño se ve interrumpido y no descansas como debes hacerlo: de forma placentera y confortable.
Con esta simple operación se te desobstruirán los canales nasales, y con ello lograrás eliminar la famosa apnea obstructiva del sueño (conocida como ronquido). Es una operación muy sencilla, y creo que vale la pena.
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