No es lindo dar este tipo de noticias, pero, al parecer la venta de medicinas falsas es una práctica que sólo va en ascenso. La falsificación de medicamentos es un negocio que genera unos 40.000 millones de dólares al año. En el mundo entre un 6 y un 8% de las medicinas son falsas. Preocupante.
Entre los remedios falsos que tienen mayor flujo de ventas obviamente se encuentran aquellos que necesitan de prescripción médica y los más caros. Un 28% de los medicamentos que se venden “por atrás” son antibióticos, luego las hormonas y los esteroides con un 18%, medicamentos contra la malaria con un 7%, y analgésicos con el 6%. Pero la lista no solo se compone de los remedios anteriormente señalados, sino que es bastante más extensa.
Los países en los que mayormente se venden falsificaciones de medicamentos, y medicinas sin prescripción son mayormente los países en vías en desarrollo. Pero, no es que en los países desarrollados la venta de medicinas falsificadas no existan, en éstos la tasa de medicamentos falsos supera el 1% (puede parecer poco, pero en términos de salud seguramente que 1% también tiene peso), el medio que se utiliza en estos países el la distribución por Internet.
La industria farmacéutica alarmada por esta situación y en un intento por parar la venta de medicamentos falsos por Internet, le propuso a los operadores oficiales que vendan sus productos on-line en forma “autorizada y controlada”. Se están desarrollando medidas de identificación para saber si los productos que se están vendiendo son verdaderos o falsos, y también sistemas que sean invisibles, para que las identificaciones no puedan ser violadas.
Muchas veces, sobretodo en los países del “Tercer Mundo” sucede que esperar una consulta con el especialista para que nos recete un medicamento puede llevarnos mucho tiempo, pero hay que tener en cuenta que recurrir a otros medios para acceder a medicamentos que necesitan de prescripción médica por caminos “no tradicionales” puede traernos muchísimas consecuencias en el futuro. Nunca tenemos la seguridad de lo que estamos comprando, y aquí no se trata de un artículo banal, sino que estamos hablando de nuestra salud. Así que mejor ser pacientes, para que después no tengamos que ser justamente “pacientes” de alguna consecuencia que nos pueda producir ese medicamento adquirido de forma “sospechosa”.
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