La baba de caracol ha ganado en los últimos años una popularidad muy grande entre los cosméticos. Es cierto que el pensar en esta sustancia resulta un poco asqueroso, pero si se estudian sus propiedades, esa repulsión seguro se transformará en una sorpresa positiva.
El caracol secreta sustancias en forma de baba para regenerar su caparazón. Al romperse esta cáscara, el caracol segrega sustancias que la reconstituyen. Son estas sustancias las que, en el área de cosméticos son las que contribuyen a apaciguar los efectos de la vejez y del deterioro de la piel.
Al contener una sustancia llamada melatonina, la baba de caracol, mediante este elemento reconstituye nuestra piel, al igual que los caracoles reconstruyen su caparazón. Esta sustancia lucha contra los radicales externos que oxidan la piel, además de contener ácidos que destruyen las células viejas y disfuncionales.
También actúa eliminando las arrugas de la piel, reemplazando las capas más viejas de la misma por capas nuevas.
Pero la baba de caracol no sólo se destaca por ser un poderos antiage; actúa positivamente regenerando cualquier afección que haya sufrido nuestra piel. Aplicada sobre cicatrices, quemaduras, acné y manchas de nacimiento, la baba de caracol puede reconstituir la piel dañada hasta su estado original.
En adelante, si pensamos en baba de caracol no es muy recomendable sentir asco hacia ella, ya que, gracias a sus propiedades, puede sacar a nuestra piel de unos cuantos apuros.
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