El síndrome de abstinencia que experimentan aquellos fumadores que luchan por dejar de fumar adopta diversas manifestaciones. Una de ellas son los cambios de humor y temperamento, que muchas veces en forma de hipersensibilidad terminan traduciéndose en reacciones agresivas.
Estudiando en particular estas reacciones y este tipo de comportamientos, un grupo de investigadores de la Universidad de California dirigidos por Jean Gehricke han llegado a la conclusión de que la ira y el temperamento agresivos están asociados al hábito de fumar, y han sugerido que los fumadores necesitan emprender terapia de control de temperamento para dejar de fumar.
Los investigadores trabajaron con veinte fumadores, integrándolos en un experimento que consistió en jugar un videojuego en el que se sometía a los jugadores a determinadas situaciones de estrés, en las que los investigadores midieron sus reacciones y comportamientos.
La conclusión fue que aquellos fumadores que no utilizaban parches de nicotina para dejar de fumar, demostraron mayores niveles de agresividad que los demás, ocurriendo lo contrario en casos de fumadores que no utilizaban parches de nicotina.
¿Conclusión? La agresividad está vinculada con el tabaquismo, algo que no se presume fácilmente (incluso yo conozco varios fumadores de personalidad calma y relajada).
Los investigadores proponen que aquellas personas adictas al tabaco ingresen en una terapia de control de temperamento. La solución parece ser un tanto exagerada, aunque no por ello desestimable.
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