Al margen de la polémica teórico-científica que la contraposición del enfoque psicológico freudiano y el cognitivo-conductual pueda suscitar, en este artículo he pensado tomar una de estas dos corrientes psicológicas (la segunda) para conectarla con un problema bastante cotidiano en el ser humano de hoy: el insomnio.
A diferencia del enfoque psicológico freudiano, el tratamiento psicológico cognitivo-conductual —un tratamiento opuesto en varios términos al enfoque psicológico tradicional— intenta captar los problemas del individuo para tratarlos de forma aislada y puntual, consiguiendo soluciones ejecutivas y a plazo corto o medio.
Este enfoque entiende al insomnio como un trastorno que se presenta aislado en los individuos; esto es no asociado a otros problemas ni trastornos. Así, en muchos casos, personas con una vida normal y sin desbalances notorios padecen inexplicablemente insomnio. Es en estos casos en los que la psicología conductual puede ser útil para eliminar el insomnio.
Básicamente el tratamiento cognitivo-conductual intenta enfocarse en dos objetivos que permitan al paciente recuperar el sueño normal. La primera de estas es conformar las condiciones para que el sueño vuelva a poder establecerse de forma automática; la segunda es encaminarse en el automatismo.
Son varios los consejos para eliminar el insomnio que pueden darse en referencia al primer punto. Hacer ejercicio, no mirar televisión o estar frente a la PC antes de dormir, evitar el consumo de cafeína, no consumir alcohol, no ir a dormir con la barriga llena, tener un ambiente apropiado para dormir (iluminación, música suave, orden, etc.), un colchón adecuado, ejercicios de relajación, entre otros tantos consejos son adecuados para lograr las condiciones adecuadas en las que dormir bien.
Desde luego que esto no se consigue de un día para el otro, pero a medida que el tiempo va pasando y el organismo se acostumbra a acostarse con esta tranquilidad y en estas condiciones, las dificultades para dormir irán eliminándose poco a poco, llegando así a un punto en el que sea el mismo organismo el que esté dispuesto al descanso, y que no sea el individuo el que deba inducirlo a él.
De este modo, una vez que se ha logrado esta atmósfera y el cuerpo se adaptó a este tipo de “rutina” del sueño, la automatización hacia el sueño es un pequeño paso que se da por sí solo y sin mayores esfuerzos. Cuando todo lo anterior ya esté incorporado a nuestras noches, simplemente habrá que cerrar los ojos y descansar plácida y tranquilamente (1).
Nota: Por supuesto que esto es uno sólo de los puntos en los que se enfoca un tratamiento cognitivo-conductual para el insomnio. Existe otra serie de consejos y aplicaciones del tratamiento, el cual por supuesto que es individualizado y particular. No obstante, a grandes rasgos, este resumen trata algunos de los ejes centrales, los cuales pueden resultar de gran ayuda considerando los fines meramente informativos de este artículo.
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