
Muchas veces, cuando no podemos dormir o nos levantamos muy cansados, la culpa la tiene nuestra cama. El colchón ya está vencido, no tiene las características adecuadas, es muy duro o vaya a saberse qué problema hay; lo cierto es que él y nuestra cama son la base para nuestro descanso, si ellos fallan, nuestro descanso también.
Según un estudio realizado por la Facultad de Medicina de Zaragoza para Pikolín, la mejor superficie para lograr el reposo es aquella que conjuga una base semirrígida y un colchón de máxima firmeza (no dureza). Firmeza no se trata de dureza, y de hecho todos los especialistas coinciden en que la cama dura no es el lugar adecuado para un buen descanso.
Algunos de los elementos fundamentales de nuestra cama que debemos tener en cuenta en busca de optimizar nuestro descanso son los siguientes:
El somier: Una buena base garantiza una columna vertebral sana y sin problemas, favoreciendo la posición correcta de la misma.
El colchón: Debe presentar el grado de firmeza suficiente para adaptarse a la presión del cuerpo. La base debe ceder sin excesos bajo las partes con más peso, ofreciendo también un soporte firme para las zonas menos pesadas.
La almohada: Elige la que mejor se adapte a tu cabeza, cuello y anchura de los hombros. El relleno debe tener la firmeza necesaria para evitar que la cabeza caiga hacia atrás.
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