El veganismo (la exclusión de todo alimento de origen animal) y el vegetarianismo en general están llenos de problemas, son un colador revestido de agujeros. Una filosofía vegana está lejos de lo que significa la buena salud nutricional, y seguirla supone un riesgo que tiene serias consecuencias. Si esto es así en mayores, en adolescentes los riesgos son mucho más pronunciados.
Pensemos que la dieta vegana o vegetariana estricta supone la exclusión de todo alimento que tenga un origen animal, algo que, a todas luces es nutricionalmente deficiente. Pero no nos radicalicemos, pensemos en dietas vegetarianas menos extremas, tales como la ovovegetariana (acepta el consumo de huevos) o la ovolactovegetariana (admite huevos y la leche); ¿son éstas recomendables para adolescentes?
No, bajo ningún concepto. Hay que tener mucho cuidado con ello, pues si estamos hablando de adolescentes estamos hablando de personas que necesitan un consumo de nutrientes muy importante para su desarrollo adecuado, y el excluir alimentos como las carnes rojas o los lácteos (en el caso de la ovovegetariana o la vegana) estamos excluyendo una parte sustancial de lo que es la buena alimentación.
A pesar de que la dieta vegetariana puede prevenir muchas enfermedades cardiovasculares o cánceres como el de colon, próstata y mamas, es un hecho que no deja de generar diversos problemas nutricionales que pueden causar la aparición de otras enfermedades a largo plazo en el individuo, pues en el desarrollo de éste se excluyeron nutrientes fundamentales para su salud.
Por ello, independientemente de tu ideología, preferencias alimentarias o filiación política, cuida antes que nada la salud de tu hijo, que seguramente es mucho más importante que tus gustos y preferencias.
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