Esto sí que me llamó la atención. Es verdad que cuando nos sentimos mal estamos más irritables, o por lo menos eso es lo que me sucede a mí. Pero de ahí a que una de las causas de las crisis emocionales sean los problemas intestinales… sí que llamó la atención.
Según una investigación publicada en la Sociedad Iberoamericana de Información Científica, y realizada en Gainesville (Estados Unidos), la constipación crónica está fuertemente relacionada con los problemas emocionales.
Los investigadores definen la constipación como la presencia de menos de tres deposiciones semanales (se entiende, ¿no?… ¡menos de tres movimientos intestinales a la semana!), aunque reconocen que se puede dar independientemente de la cantidad de veces que una persona logre ir al baño o no. La constipación crónica se refiere a los casos de tránsito intestinal lento, dolores gastrointestinales graves, o una combinación de ambos.
Lo primero que sucede cuando visitamos a un especialista por este tema es que éste determina si la situación se relaciona con causas biológicas o de otra índole. Cuando se sabe que son causas del organismo el tratamiento a seguir será un cambio en la alimentación. Las personas que sufren de constipación crónica a partir de causas biológicas, desarrollan procesos de angustia emocional, porque estas dolencias afectan el desarrollo de su vida normal.
Cuando se da un cuadro de constipación lo que se ve afectado es la calidad de vida en general, el dolor corporal perjudica la vitalidad. En este caso se debe modificar todo el estilo de vida, alimentación, ejercicio físico, y la posibilidad de tomarse una cantidad de tiempo adecuada como para poder evacuar el intestino. Es por eso que ante este gran malestar nos deprimimos, sufrimos de angustia y se puede desencadenar una crisis emocional importante.
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