viernes, julio 24, 2009

Eliminando los prejuicios: La importancia nutricional de comer insectos


El buzz buzz de una mosca o el bzzziii bzzziii de un mosquito revoloteando cerca de tu oreja durante una noche de calor probablemente te sitúen muy cerca del colapso. Todas las experiencias que asociamos a los insectos nos causan dos sensaciones asocidas: o repulsión o asco.


Sin embargo, no es novedad el hecho de que en muchísimos países el consumo de insectos es algo cotidiano y tradicional, y que éstos gozan de una alta estima en las preferencias culinarias de los comensales locales, especialmente en regiones africanas y asiáticas.

Y la justificación de ello no sólo se centra en su sabor (el cual, se imaginarán, desconozco por completo), sino que en sus valores nutricionales. Cien gramos de insectos representan un aporte nutricional de mucho mayor de lo que puede representar un bife de pescado o un filete de res.

En el mundo entero se consumen más o menos un total de 1.600 especies de insectos, algunos de ellos exóticos, pero muchos otros de lo más comunes en cualquier lugar, como bien pueden ser los grillos, las mariposas, los escarabajos, saltamontes, hormigas o abejas, todos ellos conteniendo excelentes niveles nutricionales para nuestro organismo.

Las orugas
, por ejemplo, contienen altos niveles de potasio, calcio, zinc, hierro, fósforo, magnesio y unas cuantas vitaminas. Cien gramos de orugas secas representan 53 gramos de proteínas, 15% de grasas, 17 de carbohidratos y 430 kilocalorías.

Sé que los prejuicios se interponen y fuertemente ante la remota posibilidad de si quiera probar una vez en la vida algún insecto. Sin embargo, considerando los niveles nutricionales que éstos contienen no sería mala idea ir abriendo la mente; además, podría ser la mejor manera de acabar con los mosquitos de una vez y para siempre.


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