Normalmente uno asocia la felicidad en etapas. Al menos yo no logro concebir una vida completa con una felicidad (o infelicidad) constante. Por el contrario, creo que estos estados se logran en base a etapas, alternándose períodos de felicidad con otros de infelicidad, también intercalados por estados de matices.
En los Estados Unidos un sondeo de duración de tres décadas respaldó esta visión, llegando a la conclusión de que la felicidad viene por edades, siendo el ser humano más feliz a medida que su edad se acrecienta, y que tanto la felicidad como la infelicidad son estados constantes durante la vida del individuo.
La encuesta fue realizada por la Universidad de Chicago, y se implementó entre los años 1972 y 2004, y aunó a personas de todas las edades. Veamos los resultados.
Considerando a la parte de los encuestados que tenían dieciocho años, solamente entre un 15 y un 33 por ciento de ellos afirmó que eran muy felices, con diferencias según el sexo y la raza de los mismos.
Pero en el otro extremo de los integrantes de la muestra, el de las personas mayores de entre ochenta y noventa años, los resultados fueron significativamente diferentes. La mitad de estas personas manifestaron que se consideraban muy felices, lo cual respaldó la hipótesis de los investigadores, de que la felicidad llega con la edad.
Obviamente no es fácil manipular ni estudiar un estado de ánimo, y es inevitable sentirse un poco extrañado ante una encuesta que estudie a la felicidad en términos tan duros. Por su puesto que esta encuesta no debe tomarse al pie de la letra y esperar como un iluso a los ochenta años. Mientras tanto, uno podría seguir ejemplos como este.
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