domingo, febrero 15, 2009

El estrés infantil



En lo personal vinculo al estrés con la figura de un ejecutivo. Es prejuicio, claro, pero no se puede negar que hoy en día esta es la figura dominante si pensamos en estrés laboral. El maletín, los aviones, la corbata, el celular… todos son partes del estereotipo de la figura de estrés que se consume por la rutina y los colapsos laborales.

Pero a decir verdad y dejando de fantasear, el estrés nos acecha a todos en algún momento de nuestras vidas. Las obligaciones y compromisos son cada vez mayores, y si tomamos al estrés conceptualmente como el plantarse frente a una situación que no podemos resolver y que nos sobrepasa con creces, podemos ver que son muchos los momentos en los que estamos estresados.

Y vayamos más allá de eso. Pensemos en situaciones en las que los niños se ven abrumados. Desde luego que los niños tienen muchas más situaciones sobrepasadoras frente a sí que una persona adulta. Si es así ¿los niños son más propensos que los adultos a estresarse?

Parece lógico, y lo es. El estrés infantil está creciendo desproporcionadamente, y no son pocos los niños presos de la rutina asignada por sus padres. El inglés, la natación, la escuela, el fútbol, el piano… todas las actividades en exceso de los niños pueden conducirlos a una situación global que los exceda y que les quite ese ingrediente esencial en la niñez: el tiempo libre.

Es en este sentido que hay que contemplar el estrés como una posibilidad latente en los niños. El estrés infantil es tangible, y de seguro que a nuestro alrededor hay algunos niños estresados. Deben conocerse los límites de los niños, y saber que hay tiempo para todo. Sobreexigir a los niños es lo peor que puede hacerse, nunca es tarde para aprender a nadar o aprender inglés, mejor que la niñez sirva para jugar y tener tiempo de esparcimiento.


No hay comentarios.: