Quizás el título de un poco de miedo, pero hay algo cierto en esa afirmación. Obviamente, esto no significa que el amor sea la causa de nuestros kilitos de más o que debamos evitar el “sí, quiero” para lograr una buena silueta.
Un estudio realizado en la Universidad de Carolina del Norte indictó que hombres y mujeres casados tienen el doble de posibilidades de engordar que los solteros o los que tienen una relación de noviazgo. Esta investigación demostró que, en cinco años, los hombres y mujeres casados ganaron entre 3 y 5 kilos en relación con personas solteras.
Dicen que cuando una pareja se casa, ya no existe la misma presión de lucir bellos y en forma como cuando eran novios y todavía había que conquistar a la otra persona. Por eso, en el matrimonio hay más “libertad” para descuidar un poco la figura y aferrarnos a la comida. Además, los hábitos se hacen en conjunto y si alguno de ellos suele comer demasiado o no practica ejercicio físico, esa mala costumbre se traslada fácilmente a su media naranja.
¿Qué puedes hacer para no engordar en tu vida en pareja? Aquí te dejo unos consejos.
Mantén tus hábitos positivos. Si a tu pareja le gusta comer muchos dulces o comida chatarra seguido, tú no tienes por qué caer en la tentación. De lo contrario, trata de cambiar su menú y promueve una buena alimentación en tu hogar.
Vayan al gimnasio. Hacer ejercicio acompañado siempre es más entretenido que hacerlo solo y más si se trata de tu amor. Si mantienen la constancia en el ejercicio físico, mejorarán su silueta y estáran de mejor ánimo. Este cambio los hará ver más atractivos, una gran ayuda para aumentar la pasión en la pareja.
Realicen actividades juntos. Si el gimnasio les aburre, opten por realizar paseos por la ciudad, salgan a bailar, vayan a caminar o realicen cualquier otra cosa que los mantenga activos.
Cocinen juntos. Es una muy buena idea para comenzar una correcta alimentación. Elijan un menú saludable para preparar en casa y estarán ahorrando dinero y calorías al mismo tiempo.
Que el living no se convierta en comedor. Es cierto que ver televisión muchas veces da hambre, pero no debemos acostumbrarnos a comer cada vez miramos nuestro programa favorito. Disfruten de ver una película los dos juntos, sin incluir comida.
Alimenta tu relación y no tu apetito. Luego de la cena o cuando regresen de trabajar, pasen tiempo juntos realizando crucigramas, jugando un juego de mesa o haciendo rompecabezas. Mantener su cerebro y su cuerpo activo les ayudará a calmar las ganas de sentarse a devorar una bolsa grande de galletitas o papas fritas.
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