La facilidad de acceso a las nuevas tecnologías tiene la contrapartida de generar consecuencias, algunas veces difíciles de controlar.
¿Te has preguntado cuánto tiempo dedicamos a conectarnos a Internet?, ¿cuánto tiempo frente a una computadora pasan nuestros hijos? ¿cuánto es lo deseable? y, la más difícil de responder: ¿cómo revertir los excesos?
Algunas de las consecuencias de pasar un tiempo excesivo conectado a Internet, ya sea jugando, navegando, participando en redes sociales son la disminución de la concentración, la depresión, las dificultades de relación e interacción con el mundo real, el insomnio o la irritabilidad
Un estudio realizado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad Sun Yat-Sen en Guangzhou (China) determinó que los más afectados son los adolescentes.
Sin llegar a medidas extremas para evitar o aligerar estas consecuencias, es importarse plantearse objetivos que permitan tomar distancia de una situación parecida a la del huevo y la gallina: ¿Estar conectado en exceso predispone a contraer una depresión o, por el contrario, una personalidad de base depresiva se hiperconecta como una “Vía de escape de esa depresión”?
Algunos consejos para tener en cuenta podrían ser por ejemplo:
- La computadora u ordenador NO debe estar dentro de la habitación de los hijos sino en una zona común
- Son los padres quiénes deben fijar el límite en el tiempo que los hijos permanecen conectados
- Realizar actividades en común, con y sin la computadora.
- Favorecer en todo momento la comunicación entre padres e hijos. Comunicarse con la palabra hablada y haciendo contacto visual.
- Huir del aislamiento.
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