jueves, mayo 11, 2006

Los padres tienen la clave del peso saludable de sus hijos.

La obesidad infantil crece a un ritmo alarmante, pero los expertos aseguran que los padres tienen más poder de lo que imaginan para ayudar a los niños a luchar contra el problema.

Alrededor del 17 por ciento de los niños y adolescentes de los EE.UU. entre los 2 y los 19 años de edad tienen sobrepeso, según el U.S. National Center for Health Statistics.

Pero tres estudios presentados en la reunión anual de esta semana de las Pediatric Academic Societies, en San Francisco, ofrecen maneras para ayudar a los niños a tener pesos más saludables.

Las madres en las familias en las que la comida a veces escasea debido a problemas de dinero tienen una tendencia a alimentar a sus niños alimentos ricos en calorías para aumentar las calorías en general o alimentos para estimular el apetito, dos prácticas que deben ser evitadas si desean que sus hijos permanezcan en un peso saludable, aseguró Emily Feinberg, profesora asistente de salud materna e infantil de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Boston y profesora asistente de pediatría del Centro Médico de Boston.

En su estudio, Feinberg entrevistó a 248 madres de niños negros y haitianos, de peso normal y con sobrepeso, entre los 2 y los 12 años de edad.

Encontró que el 28 por ciento de las madres tenían escasez de comida de vez en cuando.

Cuando esto sucedía, el 43 por ciento usaba bebidas nutritivas, como bebidas instantáneas ricas en calorías para el desayuno, y el 12 por ciento usaba sustancias para estimular el apetito, como tés tradicionales haitianos, en un esfuerzo bien intencionado de asegurar que sus niños obtuvieran una nutrición adecuada.

En cambio, según Feinberg, estas madres de bajos ingresos deberían "tratar en general de no enfocarse tanto en las calorías, sino en la calidad de la dieta.

En vez de un complemento de bebida nutricional, deberíamos recomendar aumentar la ingesta de frutas y verduras".

Ayudar a su niño a tener una buena autoestima puede también motivarlo a perder pero, encontró Kiti Freier, psicóloga pediátrica de la Universidad de Loma Linda en esa ciudad de California, y directora del Programa de Crecimiento en Buena Forma de la institución.

Cuando entrevistó a 118 niños con sobrepeso que participaban en un programa de 12 semanas, encontró que una buena autoimagen era aún más importante que la cantidad de peso excesivo que tuvieran para predecir si estaban listos para perder el sobrepeso.

"Su presteza para cambiar se relaciona con si se sentían o no apoyados, no qué tan gordos estuvieran", apuntó.

El mensaje para los padres de niños gorditos es claro: No les digan lo gordos que están.

En vez de ello, pruebe decir algo como esto: "Te queremos muchísimo. Queremos que seas saludable y que tengas una larga vida", aconsejó Freier.

Entonces, ofrézcanle un plan y su apoyo.

Otros padres podrían tener la creencia incorrecta de que el niño no tiene sobrepeso, cuando en realidad es así.

La Dra. Elena Fuentes-Afflick, profesora asociada de pediatría de la Universidad de California en San Francisco, dio seguimiento a las actitudes de madres latinas con niños en edad preescolar sobre el peso de sus niños.

Analizó datos de entrevistas con 194 mujeres y niños que participaban en el Proyecto de Salud Latina.

Las mujeres fueron reclutadas durante el embarazo y entonces se les entrevistó de manera anual durante tres años.

Para cuando tenían tres años de edad, más del 43 por ciento de los niños tenían sobrepeso estadísticamente.

Pero, "en el grupo de niños con sobrepeso según nuestra medida, las tres cuartas partes de las madres pensaban que el peso de su hijo era perfecto", señaló Fuentes-Afflick.

"Vivimos en una sociedad en que dos tercios de los adultos estadounidenses tienen sobrepeso o son obesos", afirmó Fuentes-Afflick.

"Lo que me preocupa es el riesgo de que estemos normalizando las imágenes corporales con sobrepeso".

Los estudios ofrecen información valiosa para investigadores y padres, según Connie Diekman, dietista registrada y directora de nutrición universitaria de la Universidad de Washington en Saint Louis, Misurí.

El primer estudio sobre la escasez de alimentos "provee apoyo sobre por qué la prevalencia [del sobrepeso] es mayor" en las poblaciones más pobres, apuntó.

El estudio que relaciona la autoestima de un niño con su preparación para perder peso también tiene sentido, aseguró Diekman.

"La autoestima es un importante factor en el establecimiento de conductas saludables y [una falta de ella] puede contribuir a comer en exceso y a trastornos alimentarios".

Finalmente, el último estudio confirma el papel clave que las madres tienen en determinar lo que un niño come y pesa, añadió Diekman.

Fuente:
Cortesía de-Nlm.nih.gov

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