Hay personas que se mantienen en su peso, aunque pasen los años. Pueden ganar un par de kilos, en un momento determinado, pero los bajarán con bastante facilidad.
Mediante el ejercicio conservan un cuerpo ágil y flexible.
Estas personas no tienen un metabolismo especial, pero si disciplina y orden en las comidas.
Comen de todo y en la cantidad adecuada a sus necesidades energéticas. Saber comer es un un aprendizaje.
Sólo es necesario cierta educación nutricional y la voluntad de persistir en el empeño.
Usted, también, puede.
El primer paso es preguntarse, ¿qué hacen ellos, que usted no haga?
Administran su alimentación como si fuera un presupuesto
Todos tenemos un cupo de calorías al día. Se trata de gastarlas lo mejor posible.
Pongamos un ejemplo.
Tiene un presupuesto para comprar tres electrodomésticos: un lavavajillas, una nevera y una lavadora. Sin embargo, al entrar en la tienda compra otros artículos.
Cuando se quiere dar cuenta ya no tiene el dinero suficiente para comprar lo que necesitaba y se ha llenado de trastos inútiles.
Esto es lo que hacemos, cuando comemos galletas, palomitas, patatas fritas, refrescos de cola, comidas preparadas poco saludables, toda clase de snacks, dulces ... Se queda sin hambre, se quita de lo que es necesario : verduras, frutas, legumbres, pastas, carnes, pescados, huevos, lácteos ... y se llena de calorías inútiles. Pruebe a eliminarlos o reducirlos al máximo, ¡ verá qué diferencia ! para su salud y para su presupuesto.
Buscando obtener el mejor rendimiento
Todo el mundo sabe hay que comer de todo y que la comida tiene que ser variada y fragmentada en varias tomas.
Si en una comida se gasta el 80% de sus calorías y las emplea casi exclusivamente en un grupo (hidratos, proteínas, grasas) ha agotado sus posibilidades de adquirir el resto de nutrientes que necesita.
Tiene dos problemas.
Ha obtenido un rendimiento un poco pobre y lo más probable es que adquiera nuevas calorías a costa de ganar peso.
No cuentan jamás las calorías, pero conocen su valor
Si piensa en su alimentación como en un presupuesto bien gestionado, nunca se dedicará a contar calorías.
Hará partidas, cuya suma tiene que cuadrar con el total de calorías asignado al día. Sabrá de antemano lo que tiene que comer y lo que no.
Intentan mantener los horarios
Cuando alguien se come un sándwich en el coche y no tiene tiempo de ir a comer, siempre dice : "es que hoy no he comido". Se quiera o no, el sándwich cuenta; lo mismo sucede con los cafés y azucarillos que nos tomamos a lo largo del día.
Mantener un orden de comidas, a sus horas y lo más equilibradas posible, le ayudará a tener la sensación de que ha comido y no tendrá necesidad de pasarse el día picando.
No renuncian a nada, pero saben compensar
Nada les impide comer en un momento dado frutos secos, turrón o pastelitos con nata. Pero lo hacen con moderación.
Si un día se pasan, porque hay una comida especial, al día siguiente compensarán con fruta, ensalada y algo ligero.
Son conscientes de que la comida no es un juego
Se ha fijado que la publicidad de algunos productos dirigidos al segmento infantil -adolescente utiliza como argumento el factor "divertido".
¿Qué consecuencias tiene esto?
Las verduras no gustan porque no son divertidas, pero muchos productos con un alto contenido en grasas y azúcares sí lo son , porque invitan a la aventura a través de campañas masivas de publicidad.
La relación entre salud y dieta se recoge en nuestro refranero: "Somos lo que comemos", "De lo que se come, se cría" y la educación nutricional no es un juego, por mucho que algunas empresas intenten llevarle a ese terreno con falsas promesas.
La comida es un placer necesario
Saber disfrutar de los placeres es una magnífica actitud frente a la vida.
Pero hay que hacerlo como todo en la justa medida.
El equilibrio siempre es difícil de practicar.
En economía hay una teoría, la de la utilidad marginal, que es muy ilustrativa.
El primer vaso de agua nos lo tomamos con verdadero gusto, el segundo vaso, ya nos apetece menos. Coma lo justo y busque el placer de las cosas sencillas.
Hoy el lujo, es que los productos sepan a lo que tienen que saber.
Pero no el antídoto contra la ansiedad
No pican entre horas.
Qué impresión le causaría si una persona se pasa el día visitando la nevera o la máquina de café de la oficina. Puede que en el segundo caso, no le apetezca trabajar.
Pero el intentar resolver los problemas comiendo, lo único que hace es agravarlos.
Cocinan todos los días, pero no hacen alta cocina
No intentan imitar a los grandes cocineros.
Son gente realista.
Pero en sus casas se come muy bien. Saben cocer, freír, saltear, hornear, controlan los tiempos, los platos están en su punto.
A diario, recetas sencillas, tan sencillas que no miran ningún libro y sobre todo rápidas.
Ellos, también, tienen el tiempo justo y no echan mano de las comidas preparadas.
Su nevera y despensa están bien organizadas
Para cocinar hay que ser previsor y planificar las compras en función de las comidas.
En la nevera, productos para toda la semana. Son los frescos : verdura, fruta, carne, pollo, pescado, queso, leche, huevos, yogur . .. En la despensa, productos para todo el mes. Aceite, arroz, pasta, patatas, legumbres, bacalao salado, jamón serrano, algún embutido de calidad, latas de bonito, sardinas .. Cosas sencillas, para comer bien, sano y sin complicarse la vida.
Les gusta hacer la compra
Hay personas, que cuando visitan una ciudad, les gusta ver el mercado.
Indicativo, ¿no?.
Si no le gusta comprar, si no sabe distinguir un pescado verdaderamente fresco del que empieza a oler o no sabe en qué se distingue una alcachofa tierna, nunca comerá verdaderamente bien.
Llevan una vida activa
En Inglaterra y según los datos de la "UK National Food Survey" la ingesta de energía por cabeza se ha reducido en un 20% entre 1940-1990.
Hoy un inglés consume entre 300 y 400 calorías menos que hace un par de décadas, sin embargo cada vez hay más personas que tienen sobrepeso. La televisión, el ordenador, el coche ... son los culpables.
Hacer ejercicio es imprescindible y no siempre es necesario apuntarse a un gimnasio. Basta con ir andando a los sitios.
Comparten sus gustos con la familia y se sientan juntos a la mesa
"El plato que hacía mi madre, el mejor del mundo".
Esta expresión que seguramente habrá oído en más de una ocasión indica que es en la familia donde se educa, se transmiten los hábitos alimenticios y se aprende a cocinar.
Es muy importante reunirse en torno a la mesa, comer juntos y respetar unos horarios.
Fuente:
En alianza con-Binasss
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