No sólo el desayuno es importante para balancear el peso, sino que tiene mucho que decir respecto al aporte nutricional. Es lugar común afirmar que el desayuno es básico para nuestra alimentación y el encare del día, pero los lugares comunes pocas veces dicen mentiras.
Y considerando que casi la mitad de la población desayuna mal o ni siquiera desayuna, pensé que no sería mala idea hablarles de cómo sería un buen desayuno que permita tener una adecuada nutrición. A continuación mostraré los componentes que tiene que tener un desayuno perfecto para poder llamarse Desayuno con mayúsculas.
En primer lugar están los lácteos. Claro que aquí no sólo ocupa lugar la leche, sino que todos los derivados de ella (yogur, quesos, etc.). Sé que puede que la leche no te guste, pero no tienes porqué tomarla. Puedes sustituirla por yogur, o bien ni siquiera tomar yogur y hacerte un tecito y compensar la leche que deberías tomar con unos buenos trozos de queso.
También los cereales tienen un lugar preponderante en el desayuno. No sólo pienses en copos de maíz, pues el pan también tiene harina y se hace con cereal. Los cereales tienen un importante aporte calórico y proteínico, y potencian su accionar si se los consume con leche.
Las grasas y los aceites tampoco deben olvidarse, pues aportan una buena proporción de energía para encarar un buen día. El pan con aceite de oliva es un clásico en España, pero no en todos lados se consume. Lo más recomendable es untarle al pan margarina sabrosa y sana, pero claro que no en cantidades industriales.
Y por supuesto, como no podrían ser de otra manera las frutas y los zumos son otra parte básica de un desayuno perfecto. Ni sueñes en sustituir un buen zumo por uno industrial, es mucho mejor que tomes la naranja (o la fruta que sea) y tú mismo la exprimas. Te quedará más sabroso y evitarás todos los conservantes y porquerías que contienen los jugos envasados. Aunque si es por recomendar, aconsejo comer las frutas enteras.
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