Fecha Publicación: 07/06/2005 12:00:00 a.m.
Resumen: “Como ocurre con la mayoría de enfermedades: si se diagnostica y se trata a tiempo, la leptospirosis no es mortal”, asegura la microbióloga Marcela Rhor quien ha dedicado 10 años al estudio de esta dolencia.
La leptospirosis, como la describe un documento disponible en la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, “es una infección bacteriana rara, grave y contagiosa, causada por varias especies del género Leptospira, un microorganismo con forma de espiral (espiroqueta)”.
En cuanto a las causas de la leptospirosis, el escrito continúa: “(…) es una enfermedad causada por exposición a esta bacteria (la leptospira) que se puede encontrar en los climas más cálidos, en las aguas dulces que han sido contaminadas por la orina de los animales”.
Ahí está el problema, dice Rhor: normalmente, la leptospirosis se asocia con los climas más cálidos. Por eso, es que -en el caso de Ecuador- nos ponemos en alerta en épocas de invierno de la Costa dónde los casos clínicos aumentan.
Pero, la leptospirosis es una enfermedad zoonótica, es decir, transmitida por los animales a los seres humanos y por lo tanto la podemos encontrar en todos los climas, en cualquier época del año, aunque con menor incidencia que en tiempo de frío.
Rhor, quien trabajó por cinco años como directora del Laboratorio de Diagnóstico de Salud Integral Lifex, perteneciente a la farmacéutica LIFE, cuenta que en las haciendas ganaderas de la Sierra, también, hay innumerables casos de leptospirosis en bovinos. La diferencia está, dice Rhor, en la prevención que se toma en esos lugares. “Los dueños de las haciendas y fincas se preocupan por vacunar a sus animales porque si no lo hacen se producen abortos, muertes y, por tanto, considerables pérdidas de dinero”.
Si tiene un perro, ¡vacúnelo!
De los 150 serovares (especies) que tiene la Leptospira, los más comunes son: Leptospira icterohaemorrhagiae, canicola, hardjo y pomona. Todos estos serovares tienen predilección para utilizar como huésped a cierta especie animal, sin embargo no son exclusivos de dicha especie. Para todos estos serovares hay vacunas para bovinos y porcinos, y para el caso de perros, la vacuna incluye únicamente los dos primeros que son los más frecuentes en esta especie animal.
El caso de los perros es clave para las personas que los tienen como mascotas. “La vacuna contra la leptospirosis es mandataria una vez al año”, recalca. Los perros pueden llegar a infectarse con Leptospira a través de la orina de otros perros contaminados o de las ratas que son los principales transmisores de la enfermedad.
En el caso de los perros, los síntomas a tener en cuenta son: decaimiento, falta de apetito, fiebre, vómitos, y según avanza la enfermedad puede aparecer ictericia (ojos y mucosas amarillos), parálisis de las extremidades posteriores, diarrea, tos. Si las mascotas no están vacunadas y se contagian de la enfermedad, pueden transmitir la bacteria a sus dueños. “Por tanto, es importante que si nota que su animal está enfermo lo llevé, inmediatamente, a la consulta con el médico veterinario”.
El tratamiento no es complicado, asegura Rhor, “siempre y cuando se lo haga a tiempo. Es decir, durante la primera semana en que aparezcan los síntomas. Esto va a favorecer el pronóstico del paciente, especialmente para el caso de seres humanos”.
“La gente que se expone a la leptospirosis puede tener síntomas generales o síntomas severos. Los síntomas de la leptospirosis incluyen fiebre repentina, escalofríos, dolor de cabeza, dolores severos de cuerpo y fatiga. También puede afectar el hígado, riñones ó el sistema nervioso. La enfermedad puede durar por varias semanas. Raramente es fatal y puede ser confundida con la hepatitis, meningitis o la gripe”, dice un documento divulgado por la Oficina de Epidemilogía del Departamento de Salud de Virginia (Estados Unidos).
La leptospirosis en seres humanos tiene un periodo de incubación promedio de 10 días, luego de haber estado expuesta a la bacteria. Por eso, es de suma importancia que cuando el paciente acuda al médico recuerde los lugares dónde pudo haberse contagiado, para favorecer el diagnóstico.
Las precauciones
La leptospirosis es una enfermedad ocupacional. Es decir, afecta, principalmente, a quienes están en contacto con animales infectados como: veterinarios, personal de las tiendas de mascotas, laboratoristas, agricultores, empleados de los mataderos, personas que trabajan en las alcantarillas, en los arrozales y militares.
¿Por qué se reportan más casos en la Costa? “Básicamente porque cuando se producen inundaciones, las ratas proliferan, dejan su orina infectada en el agua estancada y la gente se contagia con más facilidad en ese ambiente”, dice Rhor, quien agrega que el contagio se da básicamente a través de las fosas nasales (cuando alguien nada en agua empantanada) o cuando se tiene alguna herida abierta (grande o pequeña) y ésta se contacta con el agua infestada.
Debido a que no hay vacuna para seres humanos, la única forma de no contagiarse con esta bacteria es prevenir: vacunar a los animales, mantener los lugares de vivienda y de trabajo libres de ratas, no tener contacto con agua estancada y, apenas aparezcan los síntomas, acudir a un médico para que solicite un examen de leptospirosis que, asegura Rhor, no pasa de los ocho dólares en el sector privado.