lunes, octubre 20, 2008

Clases de yoga específicas alivian a mujeres con cáncer de mama



Clases especiales de yoga mejoran significativamente la calidad de vida y el bienestar de las mujeres con cáncer de pecho, en especial aquellas que no reciben quimioterapia, indicó un nuevo estudio. La investigación incluyó a un grupo variado de mujeres de bajos ingresos, según comentó a Reuters Health la autora principal, la doctora Alyson B. Moadel, del Colegio de Medicina Albert Einstein, en Bronx. "Nuestras pacientes disfrutaron mucho las clases de yoga; las aceptaron muy bien. Encajaron perfectamente con sus intereses culturales", dijo la experta.

Existe gran cantidad de evidencia de que el yoga mejora la calidad de vida tanto en las personas sanas como en las que padecen enfermedades graves, precisó el equipo en Journal of Clinical Oncology. La calidad de vida suele disminuir demasiado en los sobrevivientes del cáncer que pertenecen a las minorías étnicas o poblaciones menos beneficiadas.

Para investigar si el yoga ayudaría a pacientes con cáncer y sobrevivientes a sentirse mejor, los investigadores les asignaron al azar a 128 mujeres una intervención con yoga durante 12 semanas o las colocaron en lista de espera (grupo de control). Las clases eran tres veces por semana y las mujeres debían concurrir por lo menos a una clase semanal, además de hacer ejercicios en el hogar con ayuda de una cinta de audio.

Uno de los coautores del estudio desarrolló ejercicios especiales de Hatha yoga para las pacientes, que debían sentarse en una silla o acostarse.

Durante el estudio, las pacientes del grupo de control sufrieron una mayor reducción del bienestar que las mujeres que hicieron yoga.

Cuando el equipo descartó a las pacientes tratadas con quimioterapia, halló que las mujeres que hacían yoga tenían una mejor calidad de vida, menor estrés y mayor bienestar emocional, social y espiritual.

Moadel comentó que las personas que reciben quimioterapia suelen sentir fatiga y náuseas, lo que explicaría por qué el yoga no ayudó a esas mujeres.

El 69 por ciento de las pacientes del grupo de yoga asistieron a clases unas siete veces durante el estudio.

Las participantes tenían muchas necesidades por resolver, desde problemas de salud hasta el cuidado de la familia, indicó Moadel, lo que explicaría por qué no todas fueron a las clases.

Sin embargo, agregó la autora, las mujeres que sí lo hicieron, disfrutaron las clases y cuantas más clases tomaron, más beneficios lograron.

Cada vez más, precisó Moadel, los hospitales y los centros oncológicos ofrecen clases de yoga a los sobrevivientes de cáncer.

Las personas interesadas deberían ponerse en contacto con organizaciones locales o con la Sociedad Estadounidense del Cáncer para conocer si existen programas de yoga en su comunidad.

Pero, advirtió la experta, las sobrevivientes del cáncer de mama deberían hablar con el médico antes de iniciar un programa físico y sólo tomar clases especialmente diseñadas para ellas.

"No recomendaría una clase típica de yoga que no está orientada a personas con cáncer, en especial si está bajo tratamiento", indicó Moadel, dado que las pacientes con cáncer de pecho suelen tener problemas en el brazo o el hombro que podrían agravarse con algunos ejercicios.


Fuente: Medlineplus/ Reuters Health

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