Nunca es demasiado tarde para que los adultos mayores obesos mejoren el riesgo cardíaco mediante la dieta y el ejercicio, sugirió un pequeño estudio.
Investigadores reunieron a 27 hombres y mujeres obesos de 65 años en adelante y hallaron que la reducción calórica y el ejercicio lograron que los participantes bajaran de peso y disminuyeran la presión arterial, la glucosa y la grasa en sangre o triglicéridos.
Es más, los autores registraron una caída aguda en la cantidad de personas con síndrome metabólico, que es un conjunto de trastornos que aumentan el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y enfermedad cardíaca.
Los resultados de la investigación fueron publicados en American Journal of Clinical Nutrition.
El cambio de dieta y el ejercicio demostraron mejorar los factores de riesgo cardíaco en los jóvenes y personas de mediana edad obesos, pero poco se conocía sobre su efecto en los adultos mayores.
De hecho, se discute si se debe alentar la pérdida de peso a edades avanzadas, según indicaron los autores.
Por un lado, el peso elevado tiene una importancia relativamente menor en el riesgo de enfermedades en los adultos mayores comparados con los adultos jóvenes.
Además, la fragilidad de los adultos mayores dificultaría introducir cambios en el estilo de vida.
Pero los nuevos resultados demuestran que los adultos mayores obesos pueden modificar el estilo de vida y beneficiarse de ello, indicó el doctor Dennis T. Villareal, de la Escuela de Medicina de la Washington University en St. Louis.
"Demostramos que los adultos mayores pueden bajar de peso y adhieren a las intervenciones", dijo Villareal a Reuters Health.
Más allá de eso, pueden obtener los beneficios cardíacos potenciales observados en otros estudios con adultos jóvenes obesos, señaló el experto.
El equipo dirigido por Villareal realizó un estudio a seis meses con adultos obesos sedentarios, que al azar realizaron dieta y ejercicio (17 pacientes) o no hicieron actividad física (10) y actuaron como grupo de control.
Todos los participantes tenían limitaciones físicas leves a moderadas y la mayoría padecía síndrome metabólico.
El índice de masa corporal promedio era 30 o más.
Aquellas personas con síndrome metabólico tenían al menos tres condiciones que aumentaban el riesgo de enfermedad cardíaca, como hipertensión, triglicéridos altos, elevado nivel de azúcar en sangre y obesidad abdominal.
Durante los seis meses, el grupo bajo tratamiento redujo la cantidad de calorías y asistió a clases grupales de ejercicio tres veces por semana.
Al final, el grupo logró bajar unos 8 kilos, contra ningún cambio en el peso del grupo de control.
El número de pacientes con síndrome metabólico disminuyó el 59 por ciento en la cohorte que realizó ejercicio y cambios en la dieta, mientras que el grupo de control no registró ninguna variación.
Según los autores, se necesitan más estudios para conocer si estos resultados se traducen en un menor riesgo cardíaco y un aumento de la expectativa de vida.
Por ahora, los adultos mayores que quieren cambiar su estilo de vida deberían hablar con el médico sobre las formas más seguras de hacerlo, concluyó Villareal.
Fuente:
Cortesía de-Nlm.nih.gov
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